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Muy buenos días desde Etiopía queridas y queridos
Hoy, desde la zona rural, desde el pie de cama de las personas que atendemos cada día con toda pasión y entusiasmo, os quiero compartir una reflexión:
Si nos arrodillásemos más:
A veces, la lección más grande no está en los libros ni en los diagnósticos. Está en un gesto simple, en un movimiento que nos lleva del orgullo a la entrega, del poder al servicio: arrodillarse.
Me arrodillo porque quiero ver a los ojos a quien sufre, sin barreras, sin distancias. Porque no quiero hablar desde arriba ni imponer mi saber cómo una sentencia.
Me arrodillo porque el dolor se comprende mejor desde el suelo, desde donde yace el miedo, desde donde el mundo parece inmenso y la esperanza, pequeña.
He visto el milagro de la humildad.
He visto cómo una madre aferraba mi mano con fuerza cuando, en lugar de mirarla desde la distancia, me senté a su lado y compartí su angustia. He sentido la paz en los ojos de un niño que, tembloroso, dejó de llorar cuando mi rostro quedó al nivel del suyo, cuando entendió que estaba allí para cuidarlo, no para examinarlo.
Si nos arrodillásemos más, todo iría mejor.
No porque bajemos, sino porque elevamos al otro.
No porque perdamos, sino porque ganamos humanidad.
No porque renunciemos a nuestro conocimiento, sino porque lo ponemos al servicio de quienes más lo necesitan.
Me arrodillo porque quiero aprender de quienes sufren. Porque la medicina no se trata solo de salvar vidas, sino de honrarlas. Y porque solo cuando estamos al mismo nivel, podemos realmente escuchar su historia, entender su miedo, compartir su carga.
Que caiga el ego. Que suba la dignidad y el respeto. Que la medicina vuelva a ser lo que siempre debió ser: un acto de amor.
Me arrodillo porque la medicina no es una cima desde la que se observa a quien sufre, sino un camino que se recorre junto a él.
Me arrodillo porque el que padece no necesita que lo miren desde arriba, sino que lo escuchen desde cerca, que lo sostengan desde su propia altura.
He visto cómo un niño, con los ojos llenos de miedo, dejaba de temblar cuando me sentaba a su lado en el suelo. He sentido cómo una madre, agotada por la angustia, recuperaba la fuerza cuando comprendía que su dolor era compartido.
Arrodillarse es un acto de amor. Es decirle al otro: “Estoy aquí por ti y para ti”. Es reconocer que el verdadero centro de la medicina no es el médico, sino la persona que sufre.
Que caiga el ego, que se eleve la humanidad. Que la medicina vuelva a ser lo que siempre debió ser: un acto de amor al servicio de quien más lo necesita.
El paciente no debería ser un espectador de su propia enfermedad, sino el protagonista de su sanación.
El paciente dejaría de ser paciente. Dejaría de esperar, de soportar, de resignarse. Porque no está ahí para aguardar un diagnóstico, sino para ser escuchado, acompañado y atendido con el respeto que merece. La medicina no debe girar en torno a quien la ejerce, sino a quien la necesita.
Cuando me arrodillo junto a un niño enfermo, cuando tomo la mano de una madre desesperada, cuando miro a los ojos a quien sufre, la única pregunta que tiene sentido es: ¿Cómo te puedo servir?
Porque la medicina no es un poder, es una entrega. No es una ciencia fría, es un acto de amor. No es solo salvar vidas, es darles dignidad.
Que se caigan los muros de la indiferencia. Que se levante la humanidad. Que arrodillarse no sea un signo de debilidad, sino de grandeza. Porque solo quien se pone al servicio del otro, comprende el verdadero significado de la medicina.
Perder el miedo a arrodillarse es perder el miedo a servir. Es entender que no hay vergüenza en inclinarse ante quien sufre, sino grandeza. Es comprender que la verdadera fortaleza del médico no está en el conocimiento que acumula, sino en el amor con el que lo entrega.
Un abrazo bien fuerte
Iñaki
Muy buenos días queridas y queridos teamers
Hoy os comparto la historia de una mujer inspiradora, desde las tierras de Gambo.
Bilisuma ha cumplido su sueño
Desde niña, Bilisuma supo lo que significaba ser invisible, ser mirada con miedo y rechazo. No por algo que hizo, sino por algo que era: hija de padres con lepra.
Bilisuma vive en una humilde casa de adobe y paja en las afueras de Gambo. Desde que tiene memoria, cuida de su madre y de su padre, cuyas manos amputadas por la lepra no pueden sostener ni siquiera una cuchara. Tampoco pueden caminar, pero Bilisuma camina por ellos.
Antes de que el sol despierte, empieza su jornada. Con los pies descalzos, se adentra en el bosque en busca de leña. Luego, toma el bidón amarillo y camina hasta el pozo. El agua es pesada, pero Bilisuma no se queja. Una vez atendido su hogar, corre. Corre porque hay algo más fuerte que el cansancio, la tradición y el rechazo que ha rodeado siempre a su familia: su sueño de ser enfermera.
Descubrió su pasión el día que su madre enfermó gravemente y pasó meses ingresada en el Hospital de Gambo. Allí, vio la labor del director médico, Iñaki Alegría, quien trabajaba día y noche sin descanso, acompañándolas en silencio. Desde entonces, en la sala principal de su casa, sobre la pared de barro, hay una fotografía de Iñaki y su familia.
Hoy, gracias al apoyo del Grupo Teaming de Gambo, gracias a vuestro apoyo, Bilisuma estudia enfermería en la universidad con la bata blanca que Iñaki le regaló.
En este Día Internacional de la Mujer, celebramos a Bilisuma y a todas las mujeres que, como ella, rompen barreras invisibles.
Únete con 1€ al mes al Grupo Teaming de Gambo para que más mujeres como Bilisuma tengan la oportunidad de aprender y hacer realidad sus sueños.
¡Qué historia tan inspiradora, Iñaki! Muchísimas gracias por compartirla con nosotros. Un gran abrazo para ti, Bilisuma y todo tu extraordinario equipo.
Historias como la de Biiisuma son una luz de esperanza para tanta gente en su misma situación; gracias a ti Iñaki por compartirla, un fuerte abrazo
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!!
os comparto un testimonio que nos anima y da esperanza para seguir trabajando, lo vale!!!
El miedo me paralizaba. Sentía que algo no iba bien. Era demasiado pronto para dar a luz. Las contracciones me sorprendieron en mitad de la noche, en mi pequeña casa de adobe. Apreté los dientes y recé.
Corrimos al centro de salud más cercano. Aquel lugar que, hasta hace poco, yo temía porque pensaba que las mujeres como yo solo podían dar a luz en casa. Pero esta vez era diferente. Había aprendido que allí, las matronas estaban preparadas. Allí, mi hija tendría una oportunidad.
El dolor aumentaba con cada minuto. Todo pasó muy rápido. Demasiado rápido.
Y entonces… el silencio.
Mi hija había nacido, pero no respiraba.
Mi cuerpo entero temblaba. La miré y mi corazón se detuvo.. Sus pequeños labios no emitían sonido. Era como si no estuviera allí. Como si la vida se le escapara sin haber empezado.
Una matrona gritó el nombre de su compañera. Otras dos se acercaron corriendo. Sabían qué hacer. No lo dudaron. Habían aprendido a luchar contra el silencio, a arrancar a los bebés de las garras de la muerte.
Comenzaron la reanimación.
Vi sus manos moverse con rapidez pero con una precisión absoluta. Le daban aire con una pequeña máscara, hablaban entre ellas con urgencia pero con seguridad. Yo no podía hacer nada. Solo observar, rezar, llorar.
"Vamos, pequeña, respira, respira…"
Un segundo.
Dos.
Tres.
Nada.
Mi cuerpo se rompió en mil pedazos. No podía soportarlo más. El tiempo se volvió espeso, la angustia me ahogaba. ¿Se me estaba yendo mi hija? ¿La había perdido?
Y entonces…
Un suspiro.
Un pequeño jadeo. Un sonido apenas audible, pero suficiente para hacer que la esperanza se abriera paso en mi pecho.
Otro suspiro.
Y de pronto, un llanto.
El sonido más hermoso que jamás había escuchado.
Mi hija había vuelto a la vida.
Las matronas se miraron unas a otras. Sonrieron. Sabían que lo habían logrado. Se giraron hacia mí y una de ellas, con lágrimas en los ojos, me dijo:
"Está con nosotros. Tu hija está viva."
Yo me desplomé en el suelo, incapaz de contener el llanto. La envolvieron con telas y la sostuvieron cerca de mi pecho. Pero su batalla aún no había terminado. Era demasiado pequeña, demasiado frágil. Necesitaba más cuidados.
Las matronas no perdieron tiempo. Sabían que en el Hospital de Gambo había una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, que allí podrían ayudarla. Prepararon su traslado con una rapidez impresionante.
Cuando llegamos al Hospital General de Gambo, el equipo médico ya nos estaba esperando. Colocaron a mi pequeña en una incubadora, le dieron calor, alimento, oxígeno. Cada segundo, cada aliento, era un milagro.
Gracias
Un Camino de Vida Reflexiones y Gratitud desde el Corazón de Gambo
Queridos amigos y amigas,
Hoy no escribo solo con palabras, sino con el corazón abierto, dejando que cada latido se transforme en letra. Esta no es una carta más; es un suspiro hecho papel, un abrazo a la distancia para agradecerles, para compartir lo que ha marcado mi vida y, quizás, tocar un pedacito de la suya.
Te invito a leer la carta completa aquí:
https://cooperacioambalegria.co/un-camino-de-vida-reflexiones-y-gratitud-desde-el-corazon-de-gambo/
Muy buenos días queridas y queridos Teamers
Hoy os comparto el testimonio de Amina;
Gracias por confiar en mí cuando ni siquiera yo creía en mí misma: El testimonio de Amina
El testimonio de Amina: Una matrona rural en Etiopía
Mi nombre es Amina, y soy matrona en Bata, una pequeña aldea en el sur de Etiopía, en la región de la Oromía. Si me hubieran dicho hace unos años que estaría salvando vidas, no lo habría creído. Pero aquí estoy, con mis manos temblorosas pero decididas, ayudando a traer al mundo a los hijos de mis hermanas y vecinas.
Mi historia es como la de muchas mujeres en mi aldea. Perdí a mi primera hija durante el parto. El dolor de aquella noche me marcó para siempre. La angustia de no poder hacer nada, de no tener a nadie que me ayudara, aún me persigue en los sueños. Pero esa pérdida, aunque dolorosa, encendió en mí un deseo profundo: que ninguna otra madre pasara por lo mismo.
Como dice mi maestro el Dr Iñaki Alegría: “Ninguna madre tiene que morir cuando da la vida.”
Cuando llegó a nuestra aldea la oportunidad de formarnos como matronas, no lo dudé. No fue fácil. Soy madre, esposa y campesina, y aprender algo tan importante como salvar vidas parecía un sueño imposible. Pero con cada lección, con cada práctica, sentí que estaba recuperando algo que había perdido: mi voz, mi fuerza, mi propósito.
Hoy puedo decir que estoy cumpliendo mi sueño. Cada vez que asisto a un parto, siento que estoy devolviendo algo a mi comunidad, algo que durante años nos fue negado: esperanza.
Recuerdo especialmente el parto de Liyat, una joven de 19 años que llegó al centro de salud con complicaciones graves. Su bebé venía de nalgas, y la familia ya había comenzado a llorar, pensando que no había esperanza. Pero gracias a lo que aprendí, pude ayudarla. Cuando su hijo finalmente nació y lo coloqué en su pecho, ambos lloramos. Me abrazó y me dijo: “Amina, has salvado nuestras vidas”.
En esos momentos, siento que todo vale la pena: las noches sin dormir, las caminatas largas para llegar a otras aldeas, el cansancio. Cada bebé que llora por primera vez es una nueva oportunidad, una prueba de que el futuro puede ser diferente.
Hoy, cuando las madres me llaman por mi nombre, no solo me reconocen como una vecina, sino como una matrona. Eso me llena de orgullo y gratitud. Sé que no estoy sola, que detrás de mi trabajo hay personas como el Dr. Iñaki Alegría y su equipo, que nos han dado las herramientas y el conocimiento para hacer este cambio.
Mi sueño es que más mujeres como yo puedan aprender, que las aldeas estén llenas de matronas que no solo asisten partos, sino que también enseñan y empoderan. Porque sé que juntas podemos construir un lugar donde cada madre y cada bebé tengan la oportunidad de vivir y crecer.
Yo soy Amina, soy matrona, y estoy aquí para quedarme. Porque sé que con mis manos puedo dar vida, esperanza y amor. Y no hay nada más grande que eso.
Y os quiero dar las gracias por creer en mí y por hacer que yo creyera que podía realizar mis sueños.
Gracias a todos hoy soy matrona, hoy mi trabajo da sentido a mi vida y da vida a mi pueblo.
Absolutamente emocionante y esperanzador. Un abrazo bien fuerte a Amina, Iñaki y todos los demás.
Muy buenos días queridas y queridos teamers!
Me llena de alegria compartiros una historia de luz y esperanza:
El milagro de las matronas rurales en Etiopía
Cada vida que salvamos es un milagro. Pero más milagroso aún es ver cómo el conocimiento y el amor pueden transformar una realidad de desesperanza en un horizonte de esperanza. Este es el testimonio de un proyecto que late con fuerza en el corazón de Etiopía: la formación de matronas rurales.
Recuerdo con claridad el primer día que conocí a Fatuma. Era una joven de mirada tímida, pero con una determinación que llenaba la sala. Había perdido a su primera hija durante el parto, como tantas otras mujeres en su aldea. Pero en lugar de resignarse al dolor, decidió que esa tragedia no se repetiría. Cuando le ofrecimos la oportunidad de formarse como matrona, su respuesta fue un rotundo “sí”.
Hoy, Fatuma es mucho más que una matrona: es una salvadora de vidas, un faro de esperanza en su comunidad.
En las aldeas más remotas de Etiopía, donde los hospitales son un lujo inalcanzable y las complicaciones durante el parto se llevan vidas cada día, una matrona no es solo una profesional. Es la diferencia entre la vida y la muerte, entre la desesperación y la esperanza.
Las matronas que formamos no solo aprenden técnicas médicas. Aprenden que su trabajo tiene un poder inmenso: el de proteger la vida. Y no hay mayor recompensa que ver a una madre llorar de alegría mientras abraza a su bebé, sabiendo que, de no ser por esa matrona, esa historia habría tenido un final muy distinto.
Una de las escenas que jamás olvidaré ocurrió hace unos meses. En una pequeña cabaña de barro, bajo la luz titilante de una linterna, presencié cómo una de nuestras matronas recién formadas, Adanech, asistía su primer parto. La madre lloraba de dolor, pero también de miedo, porque había perdido dos bebés anteriormente. Cuando por fin el llanto del recién nacido llenó la habitación, todas rompimos a llorar. Fue un llanto de alivio, de triunfo, de vida.
Este proyecto es mucho más que formación. Es devolver la dignidad, es empoderar a mujeres que han vivido demasiado tiempo en la sombra. Es construir un futuro donde las madres no teman dar a luz, donde los niños puedan crecer en los brazos de quienes los aman.
Cada día que pasa confirmo que enseñar a salvar vidas es más poderoso que salvarlas. Porque las semillas que plantamos hoy florecen en miles de manos capaces de transformar su mundo. Estas mujeres son heroínas, y yo tengo el privilegio de caminar a su lado, aprendiendo de su fuerza y su valentía.
A veces me preguntan si no me canso, si no es demasiado. Pero cuando miro los ojos de estas matronas, cuando escucho el primer llanto de un bebé que nace sano, sé que no hay mayor recompensa en la vida que ser parte de este milagro. En el corazón de Etiopía, entre sus montañas y aldeas, se gesta cada día una revolución silenciosa.
Una revolución de amor, esperanza y vida.
Seguimos con más fuerza que nunca!
Un abrazo bien fuerte!
Iñaki Alegría
Gracias por todo el enorme trabajo que hacéis.
Muy buenos días
Venimos con alegría y buenas noticias
La formación sanitaria en zonas rurales de Etiopía ha demostrado ser un verdadero "superpoder", transformando comunidades y salvando vidas en lugares donde la presencia de pediatras y personal especializado es mínima o inexistente. La clave está en capacitar a agentes de salud comunitarios y personal local, brindándoles herramientas prácticas y conocimientos esenciales para enfrentar emergencias médicas y problemas de salud frecuentes.
Testimonios del éxito de la formación sanitaria
Empoderamiento local
"Antes, en nuestra aldea, dependíamos de los hospitales lejanos para tratar problemas graves como la neumonía en los niños. Ahora, gracias a la formación, hemos aprendido a identificar los síntomas temprano y dar los primeros tratamientos esenciales. Hemos salvado vidas aquí mismo, sin esperar días para el traslado."
– Alima, agente de salud comunitaria.
Reducción de la mortalidad infantil
"Recuerdo a una madre que llegó desesperada porque su bebé tenía fiebre alta y no respiraba bien. Gracias a lo que aprendí en la formación, pude administrar tratamiento inicial y referir al bebé a tiempo. Hoy ese niño está vivo y sano."
– Fatuma, enfermera rural.
Prevención antes que tratamiento
"La educación en higiene, lactancia materna exclusiva y vacunación ha cambiado nuestra comunidad. Ahora las madres saben cómo proteger a sus hijos de enfermedades prevenibles. No solo hemos reducido la mortalidad, sino que hemos fortalecido nuestra salud colectiva."
– Ababa, líder comunitaria.
La formación: un superpoder en acción
La capacitación de agentes de salud comunitaria no solo salva vidas, sino que crea un impacto sostenible a largo plazo. Estas personas se convierten en multiplicadores del conocimiento, llevando prácticas de salud esenciales a rincones donde los recursos médicos son escasos.
Diagnóstico precoz:
Reconocer enfermedades comunes como la neumonía, el sarampión o la malaria antes de que sean mortales.
Intervenciones inmediatas:
Primeros auxilios y estabilización mientras se gestiona una referencia a centros de salud.
Educación comunitaria:
Enseñar hábitos preventivos y derribar mitos sobre la salud.
Una filosofía transformadora
"Hay algo mejor que salvar vidas: enseñar a salvarlas."
Esta frase refleja el poder transformador de la formación sanitaria. En lugar de depender exclusivamente de intervenciones externas, las comunidades se fortalecen, asumen el control de su salud y garantizan un futuro más seguro para sus niños.
En las zonas rurales de Etiopía, donde no hay pediatras, esta estrategia es la diferencia entre la vida y la muerte. La inversión en educación sanitaria es una inversión en esperanza y futuro.
Nos puedes seguir apoyando:
https://www.teaming.net/superpoderes
https://www.migranodearena.org/reto/ayudanos-a-dar-superpoderes-a-las-agentes-de-salud-comunitaria-rurales-en-etiopia
«Hay algo mejor que salvar vidas: enseñar a salvarlas.»
«Empoderar para cuidar, formar para salvar.»
«La educación sanitaria es el antídoto contra la desigualdad.»
Muchas muchas gracias de todo corazón
Un abrazo bien fuerte
Iñaki Alegría
«Formar hoy para salvar mañana.»
Muy buenos días queridas y queridos Teamers
Ayúdanos a dar superpoderes a las agentes de salud comunitaria rurales en Etiopía
Hay algo mejor que salvar vidas, enseñar a salvarlas.
Únete a Nuestro Grupo TEaming
https://www.teaming.net/superpoderes
Salud y Vida Para Todas en Etiopía
En las zonas rurales de Etiopía, los menores de 5 años siguen muriendo de enfermedades prevenibles y tratables.
La falta de acceso a diagnóstico, manejo y tratamiento adecuado es la causa principal de estas muertes.
Pero juntos, podemos cambiar esta realidad.
Nuestra misión es clara:
Formar a las agentes de salud comunitaria en las zonas rurales para que puedan identificar, diagnosticar y tratar las principales causas de muerte en niños menores de 5 años, como desnutrición aguda, neumonía, bronquitis, malaria, tuberculosis, meningitis, diarrea y deshidratación.
Garantizar que cada niño tenga acceso a un tratamiento adecuado y a tiempo, porque cada vida cuenta.
¿Por qué es importante esta formación?
En las zonas rurales de Etiopía, muchas familias no tienen acceso a centros de salud. Las agentes de salud comunitaria son las primeras en llegar a las casas, pero no siempre tienen los conocimientos ni los recursos para ofrecer un diagnóstico o tratamiento correcto.
La educación y la formación pueden salvar vidas. Si formamos a las agentes de salud, no solo estamos brindando herramientas a las comunidades, sino también empoderando a las mujeres y creando un cambio sostenible.
¿Cómo puedes ayudar?
Con tu donación, podemos formar a las agentes de salud, proporcionándoles los recursos educativos, herramientas diagnósticas y el equipo necesario para salvar vidas.
Con tu apoyo, podremos llegar a más comunidades, llevando educación sanitaria, acceso a atención médica y, lo más importante, esperanza para el futuro.
Tu donación hace la diferencia.
Con tu ayuda, más niños podrán crecer, vivir y prosperar. Porque hay algo mejor que salvar vidas, enseñar a salvarlas.
Haz tu donación hoy y únete a nosotros en esta misión. Juntos podemos transformar el futuro de miles de niños en Etiopía.
¡Salud y Vida Para Todas!
Un fuerte abrazo
Iñaki Alegría
FELIZ AÑO NUEVO
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
Mis Deseos para las Personas
No le pido nada al año nuevo; mis deseos son para las personas:
Que juntos construyamos un mundo donde la paz sea el idioma universal,
el respeto nuestra bandera,
y la humanidad, el lazo que nos une.
Que la salud no sea un privilegio,
sino un derecho accesible para todos,
sin barreras ni discriminación.
por el amor y la dignidad que merecen todas las personas.
Un abrazo fuerte,
de esos que iluminan corazones y encienden caminos.
¡Adelante, con esperanza y amor!
Iñaki
Con Alegría
✨ ¡Descubre "Alegría en Etiopía, una vida marcada por la compasión y el entusiamo" y déjate inspirar! ✨
En esta cautivadora novela, el autor, el pediatra y coordinador médico del Hospital General Rural de Gambo, comparte con el lector sus reflexiones derivadas de las experiencias diarias en el hospital. Tras agotadoras jornadas laborales, plasma en el papel las diversas caras, edades, circunstancias y enfermedades que encuentra, tratando a cada persona con respeto, profesionalismo y dedicación. El relato destaca el trabajo de un equipo comprometido en brindar atención con alegría y eficacia, reflejo de una profunda motivación y entrega.
A lo largo de esta conmovedora obra, el lector se sumerge en una realidad a menudo silenciada u olvidada, que nos resulta desconocida y, en muchos casos, injustamente ajena. La ambulancia impulsada por un burro, las camas compartidas entre pacientes y las limitaciones en suministro eléctrico y oxígeno son ejemplos de las dificultades cotidianas que enfrenta este equipo profesional. Sorprendentemente, estas adversidades no disminuyen su energía ni su determinación para luchar diariamente por la salud de los habitantes de Gambo. La esperanza que prevalece en el hospital se convierte en una fuente de energía aún más poderosa que el generador de electricidad a base de carburante utilizado para obtener luz.
La obra revela una forma de cooperación que va más allá del paternalismo, expresándose como una relación «de igual a igual, de tú a tú». Además, nos recuerda principios fundamentales que los médicos no deben perder de vista: la humanización inherente a la medicina, la responsabilidad del estudio como compromiso con los pacientes, cuya salud depende en gran medida de los conocimientos médicos; y el acto médico entendido como un acto de amor hacia quienes sufren.
Iñaki Alegría busca rendir homenaje a sus colegas hospitalarios con esta impactante novela, destacando la labor admirable que realizan, mientras invita a los lectores a unirse a esta transformadora experiencia, modificando nuestra perspectiva y nuestros corazones.
El hillo conductor del libro, al igual que la vida del autor, es la compasión y el entusiasmo. Valores que forjan el camino que da sentido a sula vida en la entrega al prójimo
"Alegría en Etiopía" no es solo un testimonio de trabajo humanitario, sino una celebración de la humanidad compartida, la resiliencia y la capacidad del amor para superar cualquier barrera. Iñaki transmite un mensaje esperanzador: incluso en los contextos más difíciles, siempre hay lugar para la alegría, la solidaridad y la transformación positiva.
Es un libro inspirador que conecta al lector con la esencia de la labor humanitaria y la importancia de la empatía en el día a día.
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
Hoy os quiero compartir una bonita historia de Navidad.
En Navidad celebramos el cumpleaños del Amor!
Hagamos que cada dia sea Navidad!
Seamos la luz que disipa la oscuridad!
Emmanuel, Luz en la Oscuridad
En una tierra marcada por el conflicto, donde las sombras de la guerra cubrían los días y las noches, nació un niño en un humilde hogar. Su llegada fue tan silenciosa como un susurro, pero su impacto resonaría como un canto eterno.
Le llamaron Emmanuel, porque su madre, al sostenerlo por primera vez, dijo con fe:
—En medio de todo esto, él será una señal de que Dios está con nosotros.
Creció rodeado de la dureza del mundo, pero su corazón era distinto. Desde pequeño, Emmanuel buscaba transformar el sufrimiento en esperanza. Cuando los gritos de la guerra llenaban el aire, él cantaba canciones de paz. Su voz, aunque pequeña, tenía la fuerza de calmar los corazones inquietos.
Cuando las noches parecían interminables y la oscuridad se apoderaba de las almas, Emmanuel encendía una vela y susurraba:
—Una sola luz puede guiar a muchos. Nunca dejemos que la oscuridad apague nuestra esperanza.
Una vez, en medio de una aldea devastada, encontró a un grupo de niños llorando. Emmanuel, con apenas unos trozos de madera y su imaginación, construyó pequeños juguetes. Al verlos sonreír, les dijo:
—La alegría puede florecer incluso en los lugares más tristes. Solo necesitamos regarla con amor.
Mientras crecía, Emmanuel enfrentó el odio con algo que parecía inquebrantable: su amor. Cuando otros levantaban muros, él tendía puentes. En un pueblo dividido por antiguas rencillas, se atrevió a invitar a las familias enfrentadas a compartir una comida. Al principio, todos se miraron con recelo, pero las risas de los niños rompieron el hielo, y poco a poco, la unión venció al resentimiento.
Un día, alguien le preguntó:
—¿Cómo puedes ser tan fuerte en medio de tanto dolor?
Y él respondió con sencillez:
—La paz nace en medio de la guerra, porque allí es donde más la necesitamos. La luz se muestra en la oscuridad, porque solo allí se ve su poder. La alegría crece en la tristeza, porque en las lágrimas se esconden las semillas de la esperanza. Y el amor vence al odio, porque es la única fuerza capaz de cambiar el mundo.
Con el tiempo, Emmanuel no solo transformó su aldea, sino también los corazones de quienes lo conocieron. Su ejemplo de paz, luz, alegría y amor se convirtió en un faro para otros, recordándoles que incluso en las circunstancias más difíciles, siempre hay una opción: ser la chispa que enciende una llama.
En cada guerra, él sembraba paz. En cada oscuridad, llevaba luz. En cada tristeza, despertaba alegría. Y en cada odio, mostraba el poder del amor.
Y así, Emmanuel no solo cambió su mundo, sino que mostró a todos algo más profundo: que tú puedes ser Emmanuel. Emmanuel somos todos. Cada uno de nosotros lleva dentro esa chispa de amor, esa capacidad de transformar el mundo. No importa cuán pequeño o insignificante te sientas, tus actos de bondad, tu sonrisa, tus palabras de aliento, pueden ser la luz que otros necesitan.
Porque Emmanuel no es solo un nombre. Es una llamada a vivir con el corazón lleno de amor, a ser la paz en la guerra, la luz en la oscuridad, la alegría en la tristeza y el amor en el odio.
Hoy y siempre, tú puedes ser Emmanuel.
Un abrazo bien fuerte
FELIZ NAVIDAD
Iñaki Con Alegría
Feliz Navidad para vosotros!
Encantada de pertenecer a este grupo.
Un fuerte abrazo
Muchas gracias der todo corazón Avelina!! Nueestros mejores deseos!!
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
En el calendario de adviento de TEaming hoy toca nuestro grupo.
Vamos a aprovechar para lograr máxima difusión y conseguir que se sumen nuevos teamers.
Nuestro objetivo: Llegar a los 2.000 Teamers!
¡300 niñ@s sobreviven!
La #desnutrición y la malaria está afectando gravemente en las zonas rurales de #Etiopía.
Gracias a los 1500 Teamers del Grupo
Alegría con GAMBO, 25 niñ@s cada mes, reciben el tratamiento para recuperarse
y vivir. ¡GRACIAS, vamos a por más!
¡Únete con 1€/mes para conseguir más tratamientos y que más niñ@s sobrevivan!
Feliz Navidad querida Irene!! Deseo que estéis bien tú y tu familia!! Un abrazo bien fuerte!!
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!!
Feliz día del Voluntario!
Coincidiendo con el Día Internacional de los Voluntarios, que se celebra cada año el 5 de diciembre, Médicos y Pacientes entrevista al Dr. Iñaki Alegría, pediatra, referente en el ámbito de la cooperación internacional y miembro del Comité de Expertos de la Fundación para la Cooperación Internacional (FCOMCI). Actualmente desempeña la labor de coordinador de programas de salud materno-infantil en Oromia, Etiopía, y nos cuenta algunas de las experiencias y enseñanzas que pudo extraer de sus primeras misiones en terreno.
Iñaki Alegría: “Con los años he entendido que el verdadero impacto se da cuando las comunidades locales son protagonistas de su propio desarrollo”
¿Qué aprendizajes personales y profesionales te dejaron tus primeras misiones de cooperación?
Mis primeras misiones de cooperación me enseñaron que la humildad y la escucha activa son pilares fundamentales para trabajar en comunidades con culturas y realidades distintas a la mía. Aprendí que la verdadera cooperación no consiste en imponer soluciones, sino en caminar juntos, respetando los saberes locales y aprendiendo de ellos. Profesionalmente, descubrí la importancia de adaptarme a los recursos disponibles y a las prioridades locales, lo que ha sido clave para optimizar el impacto de mi trabajo.
¿Hubo algún momento o situación en tus primeras experiencias que te impactó profundamente y marcó tu carrera?
Sí, recuerdo un día en que una madre llegó al hospital con su hija gravemente desnutrida. En sus ojos se reflejaba el dolor y la esperanza, y aunque logramos salvar a la pequeña, ese momento me marcó profundamente. Comprendí que no solo debía atender la emergencia, sino también trabajar en la prevención y en abordar las raíces estructurales de la pobreza y la inequidad. Esa experiencia definió mi compromiso con la formación del personal local y el fortalecimiento de los sistemas de salud comunitarios.
Puedes leer aquí la entrevista completa:
https://cooperacioambalegria.co/inaki-alegria-con-los-anos-he-entendido-que-el-verdadero-impacto-se-da-cuando-las-comunidades-locales-son-protagonistas-de-su-propio-desarrollo/
Un fuerte abrazo y feliz día
Iñaki Alegría
Muy buenos días desde Etiopía queridas y queridos teamers!!
Estamos formando a enfermeras etíopes para liderar la unidad terapéutica nutricional.
Empoderar a las jóvenes mujeres etíopes: las futuras doctoras que transformarán sus comunidades
En un mundo lleno de desafíos, surge una promesa de cambio que late con fuerza: las jóvenes mujeres etíopes que aspiran a convertirse en doctoras. Son ellas quienes, a pesar de las barreras sociales, económicas y culturales, se alzan con determinación para ser las líderes de la salud en sus comunidades.
Empoderarlas no es solo abrirles una puerta al conocimiento, es cambiar la historia de sus familias, sus aldeas y su nación. Cada vez que una niña cruza el umbral de una escuela o asiste a su primera clase de anatomía, se rompe un ciclo de desigualdad y se siembra la esperanza de un futuro mejor.
La formación de estas jóvenes no es solo una cuestión de justicia, es una necesidad. En las zonas rurales de Etiopía, donde la falta de acceso a servicios médicos cobra vidas a diario, las doctoras no solo son profesionales, son salvavidas. Y no hay nadie más preparado para entender las necesidades de estas comunidades que aquellas que han crecido en ellas, que conocen su idioma, sus tradiciones y sus dificultades.
Historias de esperanza
Pienso en Bontu, una joven que creció en una aldea remota, donde las oportunidades eran tan escasas como los recursos médicos. Perdió a su madre por complicaciones en el parto, una tragedia que dejó una marca indeleble en su vida. Pero también despertó en ella una decisión firme: convertirse en doctora para evitar que otras familias sufrieran lo mismo.
Con esfuerzo y el apoyo de programas de becas y mentorías, Bontu logró llegar al hospital rural de Gambo, donde ahora se forma como profesional. No solo aprende medicina, sino que también se convierte en un ejemplo para otras jóvenes de su comunidad. Bontu es la prueba viviente de que, con educación y empoderamiento, es posible transformar vidas y salvar generaciones.
El poder del conocimiento en manos de mujeres
Cuando una mujer recibe educación, el impacto se multiplica. Las doctoras no solo curan enfermedades, también educan a sus pacientes, promueven prácticas de salud y empoderan a otras mujeres. En muchas aldeas, el acceso a servicios médicos está condicionado por barreras culturales, pero una doctora local puede romper esas barreras, generar confianza y ofrecer una atención que respeta y entiende las dinámicas sociales.
Empoderar a las jóvenes mujeres etíopes para que se conviertan en doctoras es un acto de amor y justicia. Es decirles: tú puedes cambiar tu destino y el de tu pueblo. Es apostar por un sistema de salud que no dependa de ayudas externas, sino que crezca desde las raíces, liderado por quienes sienten en su corazón el deseo de servir a su gente.
Un futuro liderado por ellas
En el Hospital Rural de Gambo trabajamos para que más jóvenes mujeres como Bontu puedan cumplir su sueño. A través de becas, formación, mentorías y el apoyo constante, buscamos construir un camino donde ellas sean las protagonistas. Sabemos que el cambio no ocurre de la noche a la mañana, pero cada estudiante formada, cada doctora graduada, es un paso más hacia un futuro en el que la salud sea un derecho para todos.
Porque cuando empoderamos a una mujer, transformamos una comunidad. Y cuando esas mujeres son doctoras, el cambio no tiene límites. Ellas son la promesa de un mañana en el que la vida prevalece sobre la enfermedad, y la esperanza sobre la desesperanza. Y aquí, en Gambo, seguiremos apostando por ellas, porque creemos profundamente en su fuerza, su capacidad y su determinación.
Muchas gracias po ayudarnos a hacerlo posible
Un fuerte abrazo
Iñaki
Muy buenos días queridas y queridos teamers
Os presento a Bilisuma,
Bilisuma: La niña que me enseñó el verdadero significado de mi vocación
Esta es Bilisuma.
Nunca olvidaré el día en que la vi por primera vez en el Hospital de Gambo. Su cuerpecito apenas podía sostenerse en pie, consumido por la desnutrición severa. Sus ojos, grandes y oscuros, hablaban de un sufrimiento que ningún niño debería conocer. Llegó al hospital al borde del abismo, y mi única misión desde ese momento fue no dejarla caer.
Las condiciones aquí son durísimas. El tiempo, los recursos, todo parece estar en nuestra contra, pero no podemos permitir que eso nos frene. Bilisuma no tenía tiempo para esperar. Día y noche, sin descanso, me mantuve a su lado. Cuando sus fuerzas flaqueaban, yo la sostenía; cuando su cuerpecito temblaba de debilidad, yo buscaba la forma de darle un poco más. Cada hora era una lucha, no solo contra la enfermedad, sino contra la desesperanza. En Gambo, la vida no espera, y el hospital es nuestra última trinchera.
Aquí, la medicina no se trata solo de administrar tratamientos o diagnósticos. Es mucho más que eso. Es estar dispuesto a darlo todo, a sacrificarlo todo, porque sabes que cada minuto cuenta. La vida en Gambo no es fácil. El cansancio a veces pesa más que el cuerpo, pero nunca más que el corazón. Porque cuando miras a los ojos de un niño como Bilisuma, sabes que tu única vocación es salvarlos, no importa cuán duro sea el camino. ❤️
Bilisuma y yo atravesamos esa oscuridad juntos. Cada pequeño avance era una victoria inmensa. Cada sonrisa, cada mirada, me recordaba por qué estoy aquí, por qué sigo luchando cada día aunque el mundo parezca olvidarse de estos niños. Porque ellos merecen vivir. ️✨ Porque en medio de esta realidad brutal, donde la pobreza y la desnutrición intentan arrancarles el futuro, nosotros debemos ser los que les demos esperanza.
Hoy, Bilisuma está de pie, con la fuerza que ni yo mismo podría haber imaginado al principio. Ella me enseñó que la medicina es más que una ciencia, es una promesa. Es esa promesa que le hago a cada niño que entra por las puertas de este hospital: que lucharé por ellos con cada fibra de mi ser, hasta que sus cuerpos vuelvan a tener la fuerza para luchar por sí mismos.
En Gambo, cada vida salvada es un milagro, pero no podemos depender solo de los milagros. Aquí es donde la vocación de ser médico se convierte en una guerra diaria contra el abandono, la indiferencia y la injusticia. Y no pienso rendirme.Porque Bilisuma, y todos los niños como ella, merecen más que solo sobrevivir: merecen vivir, reír, soñar. ✨
Esta es mi vida en Gambo. Esta es mi razón de ser. ❤️
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Muy buenos días mi muy queridas teamers y queridos teamers
Hoy quiero contarles la historia de Talile
Talile es solo una niña, pero su mirada me habló de una vida de lucha. Llegó a mis manos en el Hospital Rural de Gambo, Etiopía, desnutrida, frágil, con la vida pendiendo de un hilo tan delgado que apenas podía imaginar que sobreviviría un día más.
Tenía apenas fuerzas para respirar, su cuerpecito marcado por la falta de alimento, de cuidados, de todo lo que cualquier niño debería tener garantizado. Cada día que la veía, me preguntaba si podría hacer lo suficiente. Si mi conocimiento, mis manos, mi corazón, podrían salvarla. Porque en estos lugares, no basta solo la medicina, necesitamos milagros.
La desnutrición no solo roba el peso de un cuerpo, sino también la luz de una infancia. Y sin embargo, en medio de toda esa oscuridad, Talile me enseñó algo que nunca olvidaré: la resiliencia de los niños es más fuerte que cualquier adversidad.
Contra todo pronóstico, después de días de cuidados y noches en vela, Talile comenzó a sonreír. Una sonrisa que me rompió y me sanó al mismo tiempo. Esa pequeña niña, que apenas podía moverse, empezó a recuperar fuerzas, a mirar la vida con ojos de esperanza. Talile sobrevivió. Y con ella, también sobrevivió un pedazo de mi fe en que el trabajo duro, el amor y la solidaridad pueden cambiar el mundo.
No es fácil. A veces me quedo sin aliento, agotado, preguntándome cuántos más como Talile podré salvar. Pero cada sonrisa, cada niño que sale de este hospital con una segunda oportunidad de vivir, me recuerda por qué nunca debo rendirme.
Talile es una de tantas. Aquí, la desnutrición infantil sigue cobrando vidas. Pero mientras pueda respirar, lucharé por cada una de ellas. Ningún niño debería morir de hambre. Ninguno.
Si lees esto, quiero que pienses en Talile. Y en los millones de niños como ella que necesitan que el mundo les mire, les ayude, les dé una oportunidad.
Porque todos los niños merecen crecer, jugar, soñar. Y seguiré aquí, en Gambo, asegurándome de que puedan hacerlo. ❤️
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Muy buenos días queridas y queridos teamers!
Como cada año, el 11 de septiembre celebramos el año nuevo etíope! En esta ocasión lo vamos a celebrar de una manera muy especial, poniendo foco en el planeta y en un futuro sin desnutrición.
¡Ayúdanos a Alcanzar los 100 Primeros Teamers para el Año Nuevo etíope!
Seguimos con el nuevo proyecto, seguimos plantando árboles de esperanza en Etiopía
Green Legacy: Planta un árbol, alimenta una vida en Etiopía
Este año nuevo, queremos invitarte a ser parte de algo verdaderamente transformador. Nuestro proyecto, Green Legacy, tiene una misión clara: plantar árboles para combatir el hambre, la desnutrición y revitalizar los ecosistemas en Etiopía. Con tu ayuda, podemos transformar desiertos en bosques y esperanza en realidad.
Pero para lograrlo, ¡necesitamos 100 teamers
¿Por qué unirte a Green Legacy?
• Plantar hoy es alimentar el mañana: Cada árbol que plantamos no solo restaura el medio ambiente, sino que también proporciona frutas y recursos esenciales que mejoran la vida de comunidades enteras.
• Nutrir a futuras generaciones: Un solo árbol puede marcar la diferencia para una familia, ofreciendo alimento y una fuente sostenible de ingresos.
• Lucha contra el cambio climático y la pobreza: Los árboles ayudan a revertir la desertificación, aumentando la fertilidad del suelo, reteniendo agua y creando ecosistemas que sustentan la vida.
Juntos, podemos hacer historia. ¡Ayúdanos a alcanzar los 100 teamers!
Plantar un árbol no solo es una acción de amor por la naturaleza, es una inversión en el futuro de Etiopía. Cada plántula que cultivamos fortalece el medio ambiente y genera nuevas fuentes de alimento y recursos.
¿Te unes a nosotros para plantar hoy y prosperar mañana?
Haz clic en el enlace para convertirte en un teamer y ser parte de esta increíble misión.
https://www.teaming.net/greenlegacy-plantaunarbol-alimentaunavidaenetiopia
"Legado Verde: Cultivando el Futuro de Etiopía"
Tu contribución, por pequeña que parezca, hará florecer un futuro lleno de esperanza y vida
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
Ante todo os damos las gracias de todo corazón porque gracias a vuestro apoyo estamos tratando y alimentado a cientos de niñas y niños cada mes contra la desnutrición aguda severa.
Y vamos a seguir haciéndolo.
Pero hoy es un día importante, queremos ir a la raíz de los problemas. Uno de los problemas de la desnutrición es la falta de acceso a la comida, las escasez de cosechas... Por ello hoy iniciamos un nuevo proyecto con el nombre de Legado Verde: Grenn Legacy.
Consiste en plantar árboles que darán alimento, comida, tierra fértil y vida.
"Planta hoy, prospera mañana."
Te puedes unir al nuevo grupo Teaming aquí:
https://www.teaming.net/greenlegacy-plantaunarbol-alimentaunavidaenetiopia
Green Legacy: Planta un árbol, alimenta una vida
"Planta hoy, prospera mañana."
"Juntos, podemos transformar desiertos en bosques y esperanza en realidad."
"Plantar hoy es alimentar el mañana."
"Plantando árboles para erradicar el hambre y nutrir a futuras generaciones."
Plantando árboles, también plantamos soluciones contra el hambre y la desnutrición en Etiopía. Cada plántula que cultivamos no solo fortalece el medio ambiente, sino que también genera nuevas fuentes de alimentos y recursos para las comunidades locales. Con cada árbol, estamos creando un escudo contra la desnutrición, brindando un futuro más sostenible y próspero para todos. Juntos, podemos transformar la tierra y asegurar un futuro sin hambre para las generaciones venideras.
¡Únete a Green Legacy – Ethiopia y sé parte del cambio!
¿Cómo puedes ayudar?
Involúcrate, dona, comparte el mensaje y únete a nosotros para plantar hoy lo que alimentará a las generaciones del mañana.
¡Juntos, podemos marcar la diferencia!
Hoy Etiopía amanece con un reto:
plantar más de 600 millones de árboles en Etiopía
Desde el Hospital de Gambo, el hospital de Dodola y todos nuestros centros en Etiopía nos unimos al reto y hoy hemos palantado árboles.
Apoyamos así el programa nacional de crear esperanza y un futuro verde en Etiopía.
Los niños han plantado su esperanza.
Los jóvenes han demostrado su resiliencia.
Los ancianos han dejado un legado. De un rincón del país a otro, los etíopes dieron un paso adelante y dejaron su huella.
Con nuestro espíritu inquebrantable y nuestra perseverancia, logramos de la noche a la mañana lo que nunca se ha hecho en ningún otro lugar del mundo. Hoy, defendemos el equilibrio climático, nos alineamos contra la degradación del suelo y nos comprometemos a garantizar la seguridad alimentaria. Hemos trabajado incansablemente para restaurar la prosperidad de nuestra tierra. Con la ayuda del Creador, logramos lo que nos propusimos hacer antes del atardecer de hoy.
Este es un testimonio de la increíble solidaridad y perseverancia.
Juntos, nuestra ambición es construir y sostener una Etiopía mejor, y nuestros esfuerzos continuarán.
Muchas gracias de todo corazón
Un abrazo bien fuerte
Iñaki Alegría
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
12 años de Cooperación con Alegría
12 años de la llegada a Etiopía
12 años del inicio
Durante las siguientes semanas voy a ir haciendo balance, valoraciones de estos primeros 12 años.
Pero ya os adelanto que si tengo que resumir estos 12 años en una sola palabra es:
¡GRACIAS!
GRACIAS en mayúscula y con exclamación de Alegría
Ya que nada de lo que ha sucedido hubiese sido posible sin vuestro apoyo
Si al mirar atrás todo me parece un milagro, es gracias a vosotros. El mérito no es mío, sino vuestro.
Los primeros ingresos para empezar a tratar a las niñas y niños con desnutrición del hospital de Gambo salieron y siguen saliendo de mi bolsillo, pero el primer apoyo importante que recibimos y el que nos permitió ir creciendo y mejorando fue de Teaming y cada uno de vosotros a través de este grupo! así que GRACIAS!!!
Muy buenos días queridas y queridos teamers
hoy os quiero compartir un video de agradecimiento porque os lo merecéis
mis mejores deseos y espero que día a día podamos ir consiguiendo nuevos teamers
un fuerte abrazo
Iñaki
Buenos dias Iñaki, gracias a tí, a todo el equipo del Hospial, médicos y auxiliares por dar esperanza y vida a cientos de familias en Gambo, también a madres que ya no mueren tras el parto y pueden abrazar a sus bebés entre sus brazos, gracias de corazón y permíteme pedir más teamers para uno de l'ós grupos que más quiero
Un abrazo muy fuerte
https://www.teaming.net/alegria-madres
muy buenos días querida Irene!
es una gran alegría volver a leerte! me alegro mucho saber de ti!
gracias por tus palabras y gracias por hacer difusión de uno de los grupso más importantes! Podemos conseguir que no muere ninguna mujer en el parto!
https://www.teaming.net/alegria-madres
Un fuerte abrazo
Iñaki
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