Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
hoy os comparto una bonita historia que hemos vivido en Gambo.
Meklit vuelve a sonreír
En el hospital rural, entre el silencio de los eucaliptos y el eco de los gallos, los primeros llantos del día se confundían con los rezos de las madres. Era un amanecer más, otro día de lucha contra lo imposible.
Ese día, a media mañana, una mujer apareció por el camino de tierra. Venía descalza, con el rostro agrietado por el sol y los pies cubiertos de polvo. Llevaba en brazos un pequeño cuerpo envuelto en una manta descolorida. No caminaba, avanzaba como quien huye del abismo.
Su hija, Meklit, no pesaba más que un suspiro. Tenía tres años, pero el hambre la había encogido hasta el tamaño de un recuerdo. Sus ojos, grandes y hundidos, miraban sin mirar. Su piel, pegada al hueso, parecía transparente. Cada respiración era una batalla, cada segundo un milagro.
Cuando entraron al hospital, el silencio se hizo más pesado. Las enfermeras corrieron. La tomé en mis brazos con la delicadeza con que se sostiene una llama que se apaga. No había tiempo.
—Desnutrición severa —dijo en voz baja, mirando a su equipo—. Pero mientras respire, lucharemos.
La ingresaron en la sala de nutrición terapéutica. Allí dormían otros niños, todos ellos al borde del olvido. Las madres se sentaban junto a las camas, sin lágrimas, porque ya las habían agotado en el camino.
Los primeros días fueron una agonía. Meklit no podía tragar. Rechazaba la leche, la tosía, la vomitaba. Su cuerpo, acostumbrado a la nada, se resistía a recibir alimento. Su madre pasaba las noches en vela, susurrándole oraciones en amárico, acariciando su frente.
—Ayk’fatam, enatē, no te vayas, hija mía —decía—. No te vayas todavía.
Pasaba cada noche, descalzo para no despertar a los niños. Me detenía junto a Meklit y la miraba en silencio. Sabía lo que estaba en juego. Había visto morir a muchos. Demasiados. Pero también había visto renacer a algunos.
El cuarto día fue el peor. Meklit se quedó inmóvil. La respiración se hizo tan débil que parecía haberse rendido. La madre gritó su nombre.
—¡Meklit! ¡Meklit!
A partir de ese día, cada hora fue una victoria. Primero un sorbo. Luego una sonrisa. Después un paso.+
Su cuerpo comenzó a llenarse otra vez de luz. Sus mejillas recuperaron el color de la tierra viva. Los ojos, el brillo de la infancia. La sala entera se contagió de su resurrección.
Cuando Meklit empezó a caminar, los otros niños la siguieron, tambaleantes. Era como si el hambre retrocediera ante ella.
Su madre, que había llegado al hospital con un cuerpo vencido, ahora reía. Reía con una risa que parecía venir del fondo del alma.
—Dios te ha devuelto a la vida —le decía cada mañana—. Ahora tienes que vivir por todos los que no pudieron.
El día del alta, Meklit vestía un vestido amarillo que alguien había donado. Le quedaba grande, pero ella lo llevaba con dignidad de reina. Caminó por el pasillo despacio, saludando con su mano diminuta a cada enfermera, a cada niño.
Su madre se detuvo frente al doctor. Las lágrimas le nublaban la vista.
—Gracias —dijo—. No solo la salvaste a ella. Me salvaste a mí.
Le sonreí con los ojos húmedos:
—Fue ella quien luchó. Nosotros solo creímos con ella.
Y así, Meklit salió del hospital, de la mano de su madre, hacia el mismo camino de tierra por el que había llegado. Pero ya no era la misma. Caminaba firme, con el viento jugando en su pelo, con la vida brillando en sus ojos.
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días
queridas y queridos Teamers!
tras más de 12 años en Etiopía, hoy quiero recordar la primera noche.
Todavía lo recuerdo como si hubiera ocurrido anoche.
Mi primera noche en el Hospital Rural de Gambo.
La primera de muchas.
La más inolvidable.
La más dolorosa.
El aire era distinto.
Silencio. Oscuridad.
La noche caía como un manto pesado sobre los tejados de chapa.
Y dentro del hospital… el tiempo parecía haberse detenido.
Yo no lo sabía.
Aún no lo sabía.
Esa noche murieron cuatro niños.
Ruziya.
Muliena.
Abdul.
Mishu.
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos teamers
hoy os comparto un escrito que me acaba de llegar y me ha llenado de emoción y entusiasmo y fuerza para seguir adelante. Quiero compartirlo con todas vosotras en estos momentos en los que necesitamos vuestro apoyo!
Gambo, donde el Dr Iñaki Alegría desafió a la muerte
Gambo, donde la muerte se sienta a esperar
Cuentan los ancianos que en Gambo la muerte no camina ligera como en otros pueblos, sino que se sienta en la puerta del hospital a esperar. Allí se entretiene, paciente y arrogante, porque sabe que dentro habita un hombre que osa desafiarla. Ese hombre se llama Iñaki, más conocido como Dr. Alegría, y nadie sabe con certeza de dónde vino. Algunos murmuran que cruzó mares lejanos; otros aseguran que brotó de la misma entraña roja de la tierra etíope.
En las noches más oscuras, cuando las hienas lloran y el silencio se adueña de los huesos, se le ve correr descalzo por los pasillos. Persiguen su sombra los gritos de las parturientas y los sollozos de los recién nacidos. En sus manos no lleva armas ni escudos, sino una bolsa de aire y un corazón ardiente, más poderoso que cualquier espada.
Se cuenta que una vez un niño nació sin aliento. La muerte ya le había extendido su manto, pero Iñaki, con un soplo de fuego arrancado a los mismos astros, devolvió la chispa a su pecho. Desde aquel instante, el llanto del pequeño resonó distinto: con un timbre celeste, como si guardara estrellas en la garganta.
Y está Alima, la niña que la hambruna redujo a un espectro. Iñaki la arrancó de la mano huesuda de la muerte como quien salva una flor marchita del polvo. Con paciencia de siglos la alimentó hasta verla florecer. Hoy, cuando Alima sonríe, el viento del valle se vuelve ligero y los árboles reverdecen, como si celebraran el triunfo de la vida.
Los enfermos juran que Iñaki no duerme. Se acuesta, sí, pero basta una urgencia para que se alce como un espíritu sin carne, arrastrado por una fuerza que parece no ser de este mundo. Lo han visto multiplicar camas, estirar oxígeno, y convertir un hospital vacío en un arca inmensa donde siempre cabe uno más.
“Gambo nunca está lleno”, repiten las madres, porque aún en la estrechez siempre hay lugar para otro niño, aunque sea en los brazos del doctor.
Algunos dicen que conversa con los fantasmas de los que partieron antes de tiempo. Les pide perdón por no haber llegado, y ellos le contestan con un silencio que es gratitud. Otros aseguran que, cuando él entra en la sala, las paredes se ensanchan y el hospital respira, aliviado de su peso.
El pueblo entero sabe que sin él, Gambo habría sido devorado por la selva del olvido. Pero aunque él lo niegue, corren rumores de que en las noches escribe cartas con tinta de lágrimas, dirigidas a los que aún no han nacido. En esas cartas promete un mundo distinto: uno donde la muerte no robe a los que todavía no les toca partir.
Así, en Gambo, la vida y la muerte bailan un vals eterno. Y en el centro de ese baile, firme como un roble, está Iñaki: un médico que no se conformó con curar cuerpos, sino que decidió proteger la dignidad misma de la existencia.
Por eso dicen los viejos que, el día en que él ya no esté, el hospital seguirá vivo. Porque los muros de Gambo no se alzan con ladrillos ni cemento, sino con las historias que sembró. Historias que huelen a café, saben a lágrimas y resplandecen con la luz de lo imposible.
Un abrazo bien fuerte
Iñaki Alegria
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
1 comentari
Muy buenos días queridas y queridos teamers!
En memoria y homenaje a mi querido maestro, el Dr. Abraham, lanzamos este reto con un propósito muy especial: mejorar la unidad de pediatría de Gambo, tal y como él siempre soñó y como yo he dedicado todos mis esfuerzos.
Con este gesto queremos honrar su legado, continuar su obra y mantener viva su luz en cada niño y niña que reciba atención y esperanza.
Muchas gracias por acompañarnos en este camino.
https://www.migranodearena.org/reto/dr-abraham-gracias-mi-maestro-descansa-en-paz
Dr Abraham, Gracias mi Maestro, Descansa en Paz
Hoy es un día triste
Hoy debe ser un día triste.
Es momento de llorar, de guardar silencio, de dejar espacio a la tristeza.
Ha muerto el Dr. Abraham, mi maestro en Gambo.
Mi guía.
Mi todo en Gambo.
Hace 13 años llegué por primera vez a Gambo, sin saber nada, sin saber dónde me metía.
Y allí estaba él, el Dr. Abraham, esperándome con los brazos abiertos.
Recuerdo aquel hospital rural, la sala de pediatría abarrotada, colapsada: dos niños en cada cama, a veces tres. Camas en los pasillos, en cada rincón. Más de cien niños gravísimos que, en cualquier hospital de España, habrían estado en la UCI. Y allí estaba el Dr. Abraham, cuidando de todos ellos día y noche, las 24 horas sin descanso.
Yo llegaba para aprender, para ayudarle… pero los primeros días estoy seguro de que fui más una carga que una ayuda. Y aun así, él siempre tuvo tiempo para sonreírme, para enseñarme, para transmitirme calma en medio del caos.
El Dr. Abraham era un ángel en la tierra.
Y ahora lo es en el cielo.
Desde aquel primer día supe que quería ser como él:
Un médico que trabaja donde más se le necesita.
Un médico que, aun estando sobrepasado y desbordado, mantiene la serenidad, la bondad y la entrega.
Un médico que no solo cura, sino que enseña, sonríe y transmite amor.
El Dr. Abraham no ha sido solo mi maestro de medicina.
Ha sido mi ejemplo de humanidad.
Mi referente de vida.
Hoy lloro.
Hoy quiero llorar.
Porque me siento huérfano sin él.
Todo lo que he hecho en Gambo se lo debo a mi gran maestro.
Gracias, Dr. Abraham.
Gracias de corazón.
Gracias a ti, el hospital de Gambo es hoy mejor.
Gracias a tu ejemplo hemos formado a más personal, hemos mejorado la calidad de la atención, hemos logrado reducir la mortalidad infantil.
Gracias a ti, miles de niños han tenido una oportunidad de vivir.
Tu huella es imborrable.
Tu legado nos acompaña.
Y yo, que un día llegué perdido y sin saber nada, hoy solo puedo decir:
Gracias, maestro.
Gracias, Dr. Abraham.
Un fuerte abrazo
Iñaki Alegría
Que bonitas palabras, lo siento mucho, seguro que su luz ahora vive en ti. Gracias por ayudar tan humanamente. Soy enfermera, si necesitáis ayuda o voluntarios estaría encantada de venir. Mucha fuerza
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos teamers
No sabéis la ilusión que me hace escribiros para celebrar juntos este Año Nuevo Etíope, este Enkutatash 2018 que arranca el 11 de septiembre. Sí, en Etiopía empezamos hoy el año 2018.
Esto no es solo un cambio de año, es la excusa perfecta para deciros cuánto os quiero y lo agradecido que estoy por teneros en mi vida.
Vosotros no sois solo amigos, sois mi hogar.
En este Enkutatash, con sus flores de adey abeba y esa energía de nuevos comienzos, quiero desearos que este año esté cargado de cosas buenas: que vuestros sueños se hagan realidad, que la salud os acompañe siempre y que la alegría os desborde como si fuera una fiesta sin fin.
Que este 2018 etíope sea un capítulo brutal para vosotros, lleno de aventuras, amor y momentos que os saquen una sonrisa enorme.
Os quiero con toda mi alma, y mi mayor deseo es que este año nos traiga más risas, más instantes para seguir construyendo esta familia tan increíble que formamos. ¡Melkam Yelidet Beaal!
Con todo el cariño del mundo,
PD: Y cómo no podía ser de otra manera, la felicitación de este año va dedicada a nuestra querida Hanna, que nos acompaña desde el cielo
መልካም አዲስ ዓመት – Bara Haraaya Gamachu Happy New Year!! https://cooperacioambalegria.co/melkam-addis-amet-feliz-ano-nuevo-etiopia/
Un abrazo bien fuerte
Iñaki Alegría
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos teamers!!
Hay historias que cambian vidas. Y tú eres parte de esta. ❤️
A miles de kilómetros, en Etiopía, tu ayuda se ha transformado en un milagro tangible. En medio del dolor y la escasez, hemos conseguido algo increíble juntos. Y queremos que sientas el impacto de tu generosidad.
Devolvimos el aliento. ️ ¿Te imaginas la angustia de ver a un hijo luchar por cada bocanada de aire? Para niñas como Meseret y Biftu, la neumonía no es solo un diagnóstico, es una batalla por la vida. Gracias a ti, el oxígeno ha llegado a sus pulmones. Hemos pasado de tener que racionar este tesoro a poder decir: «Respira, pequeño, respira hondo. Estamos aquí contigo».
Ganamos la carrera contra el tiempo. ⏱️ Conocimos a Mulu. Su cuerpo, tenso como un arco por la meningitis, ardía en fiebre. Parecía que su historia terminaba. Pero tu apoyo nos dio el arma que necesitábamos: antibióticos a tiempo. Días después, Mulu no solo estaba viva, ¡estaba corriendo por el hospital! Su risa es el sonido de nuestra victoria compartida. Una vida salvada. Una familia que no se rompió.
Nos convertimos en refugio contra el hambre. ️ La sequía y la crisis están dejando un rastro de desolación. Cada 48 segundos, el hambre se cobra una vida. Pero ante esta terrible cuenta atrás, no nos quedamos de brazos cruzados. Tu ayuda nos ha permitido repartir suplementos nutricionales que son mucho más que comida: son la promesa de un mañana para miles de niños al borde de la desnutrición.
Aplaudimos a los verdaderos héroes. ⚕️⚕️ Todo esto es posible gracias al increíble personal sanitario de Etiopía. Trabajan con casi nada, pero su ingenio y su amor no tienen límites. Son héroes invisibles que luchan en una epidemia silenciada. Tu apoyo es también un aplauso para ellos, un mensaje que les dice: «No estáis solos. Os vemos. Os admiramos».
Levanta la mirada por un segundo. Mientras lees esto, un niño en el Hospital de Gambo está respirando mejor, un tratamiento está haciendo efecto, una madre recupera la esperanza.
El viaje de Mulu es la prueba de que juntos hacemos milagros. Pero la batalla no ha terminado. La necesidad sigue siendo inmensa y cada día llegan nuevos niños luchando por su vida.
Por eso, te pedimos que sigas a nuestro lado. La historia de Mulu puede ser la de muchos otros. Tu ayuda, por pequeña que sea, es el motor que nos permite continuar esta misión. Es el oxígeno, el antibiótico y el alimento que escribirán el próximo final feliz.
Sigamos haciéndolo posible, juntos. ✨
Gracias
gracias
gracias
Un fuerte abrazo
Iñaki Alegría
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
2 comentaris
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!!!
Gracias gracias gracias!
La sinfonía de Gambo: un poema de vida
Sobrecogedora. Deslumbrante. Alumbrante. Impactante. Inolvidable. Gambo es, en esencia, su propia poesía. Una experiencia que redefine la vida en todas sus facetas: la médica, la personal y la espiritual. Aquí, la vida y la muerte no compiten, sino que entrelazan sus brazos en una danza única de coraje y compasión.
Llegué a este lugar con el objetivo de salvar vidas, pero Gambo me enseñó que la entrega exigía un sacrificio mayor. En medio de epidemias y privaciones, mi misión evolucionó: ya no se trataba solo de sanar, sino de sembrar el conocimiento para que otros pudieran hacerlo.
Mi lucha no ha sido en vano, porque el verdadero legado no reside en mis logros, sino en el equipo que ahora toma el control de su propio destino. He visto cómo se han convertido en una fuerza imparable, en la esperanza de su gente. Ellos son la prueba de que el poder de sanar ya les pertenece.
Al mirar atrás, entiendo que mi papel no fue el de protagonista, sino el de catalizador. Juntos construimos más que un hospital; erigimos un faro de vida que persistirá. La paz no la encuentro en lo que yo hice, sino en la certeza de todo lo que ellos seguirán haciendo.
Un abrazo bien fuerte
Iñaki Alegría
Quina gran feina que esteu fent!! Moltes gràcies
Muchas gracias por tus palabras y por apoyo Teresa!! Es gracias a vosotras que lo hacemos posible juntas!!
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos Teamers con Alegría!
Hoy os comparto una historia llena de esperanza.
Deseo que os emocione como a mí.
"Ballet de la Esperanza: El Renacer de Kalid en la Penumbra del Quirófano"
«La salud no es lo único, pero cualquier cosa sin salud es nada».
Mahler
En la penumbra del quirófano, donde las sombras bailan al compás de la urgencia, la vida y la muerte entrelazan sus destinos.
"¡Doctor, corra, corra!", resuena el llamado urgente, un eco de desesperación que despierta mis sentidos. Salgo presuroso, adentrándome en la sinfonía de angustia que emana de la habitación contigua.
Allí, entre murmullos de dolor, descubro a una mujer inmersa en el torbellino carmesí de un parto desgarrador. Damitu, la joven enfermera, despliega su destreza con un fetoscopio, ese instrumento que se convierte en la batuta de la vida. Pum, pum, pum... el latido del niño, un eco frágil que contrasta con la solemnidad de la situación. Un río marronáceo teñido de sufrimiento irrumpe, anunciando el quiebre de aguas.
No hay tiempo para titubeos. La cesárea se convierte en un acto de rescate, una danza quirúrgica que busca arrancar al pequeño de las garras de la muerte que acecha incluso antes de su primer aliento. La sala de operaciones se convierte en un escenario donde la vida lucha contra las sombras.
Tigist, la anestesista, se viste con guantes como armadura y despliega su arte en la espalda de la madre, aliviando su dolor. El cirujano, vestido de verde esperanza, ejecuta incisiones precisas, revelando el útero como un sagrado santuario de vida. La escena se torna una poesía visual, una sinfonía de manos expertas danzando entre la fragilidad y la esperanza.
En el silencio que sigue, mi corazón late desbocado, sintiendo el peso de la incertidumbre. Un cuerpo azul, como el cielo antes del amanecer, se materializa en el mundo. Pinzamos el cordón umbilical, esperando el llanto que se demora. El tiempo se estira, un segundo se convierte en una eternidad suspendida en el abismo.
Tomamos al pequeño, un ser sin vida en apariencia, y lo depositamos en la cuna de resurrección. En ese momento, la ciencia se entrelaza con lo divino, y la comadrona, Damitu, se convierte en la tejedora de destinos. 1, 2, 3, 4 y 5. Cada compresión es un latido de esperanza, una plegaria silenciosa por la resurrección. El cuerpo responde, y el llanto, ese canto celestial, llena la sala.
En la báscula, la vida se mide en 900 gramos de pura tenacidad, un alma que desafía la oscuridad. Este pequeño guerrero, llamado Kalid, ha vencido a la muerte antes de conocer la plenitud de la vida. En Etiopía, donde primero se sobrevive y luego se vive, el personal sanitario se convierte en artífice de milagros, desafiando las adversidades con conocimiento y dedicación.
En este día D, donde la muerte amenaza con su sombra, también hay un día D de resurrección. Kalid, envuelto en la determinación de un equipo excepcional, ha desafiado las predicciones sombrías y ha tejido un nuevo capítulo en el libro de la vida. Hoy, en Etiopía, nacer es un acto más seguro, un paso hacia un mañana donde la esperanza florece.
En la penumbra del quirófano, donde la vida baila con la muerte, el personal de Gambo ha erigido un monumento a la excelencia.
Hoy, la vida ha triunfado, y en cada latido de Kalid, resonará la victoria sobre la oscuridad. Enhorabuena, héroes anónimos de la esperanza, por regalarle al mundo un renacimiento.
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos día queridas y queridos Teamers
hoy he recibido un correo que me ha conmovido, me ha llenado de Alegría y que con el permiso de su autora y por su voluntad os comparto:
Carta abierta de una admiradora conmovida a Iñaki Alegría
Querido Iñaki,
No sé por dónde empezar, porque cuando las palabras nacen desde lo más hondo del corazón, a veces tiemblan antes de salir. Pero hay algo que no puedo seguir guardando: mi más profunda admiración por ti y por la vida que has decidido vivir, esa vida que no es otra cosa que un acto de amor constante hacia los demás.
Hace unos días terminé de leer Alegría en Etiopía. Lo abrí con curiosidad, y lo cerré con lágrimas. Porque ese libro no es solo un testimonio, es un latido. Es el pulso de un hospital en mitad del corazón de África, es el susurro de las noches sin sueño, el llanto contenido de un niño con fiebre, el canto silencioso de una esperanza que se niega a morir. Y es también el retrato sincero y valiente de un hombre que, lejos de rendirse, elige cada día seguir amando hasta el extremo.
En cada página me he encontrado contigo: exhausto, pero de pie. Dolido, pero firme. Lleno de dudas, pero rebosante de fe. He sentido tu presencia en cada urgencia, en cada nacimiento, en cada despedida. Porque tú no trabajas en un hospital. Tú vives en él. Tú eres el alma que hace posible que sus puertas permanezcan siempre abiertas, incluso cuando el mundo se cierra. Incluso cuando todo parece derrumbarse.
¿Cómo lo haces, Iñaki? ¿Cómo logras estar ahí, 24 horas al día, día y noche, sin más descanso que el amor? ¿Cómo puedes sostener tantas vidas cuando a veces parece que el mundo entero se olvida de ellas? La respuesta, lo sé, está en tu mirada, en tu entrega, en esa forma tan tuya de vivir la medicina como un acto de rebeldía contra la injusticia, como un gesto radical de ternura.
Lo que tú haces no se enseña en las universidades. No hay máster que prepare para abrazar a una madre que pierde a su hijo. No hay protocolo que indique cómo mantener la dignidad de un hospital en un lugar donde todo escasea, menos tú. Tú no escaseas. Tú te desbordas.
Leer Alegría en Etiopía ha sido entrar en tu vida, pero también en la vida de tantos niños y niñas que, gracias a ti, siguen respirando, siguen jugando, siguen soñando. Me has hecho viajar sin moverme del sitio. Me has hecho mirar hacia donde nunca había querido mirar del todo. Me has enseñado que no se trata de salvar el mundo, sino de no dejar que se apague el fuego del amor.
Tu historia me ha cambiado. Ya no puedo quedarme indiferente. Ya no puedo decir “no se puede hacer nada”. Tú haces. Haces mucho más de lo que imaginas. No solo salvas vidas. Nos salvas a quienes te leemos, nos sacudes del letargo, nos recuerdas que la humanidad aún tiene esperanza mientras existan personas como tú.
Gracias, Iñaki. Gracias por cada guardia sin relevo, por cada mirada que consuela, por cada vida que sostienes con manos cansadas pero firmes. Gracias por no rendirte. Por ser alegría en medio del dolor. Por ser luz en la oscuridad. Por ser médico, hermano, padre, amigo y ángel de la guarda de tantos.
Sigue adelante, aunque duela, aunque pese. No estás solo. Desde este otro lado del mundo, somos muchos los que caminamos contigo, los que creemos en ti, los que te seguimos y te admiramos con todo el corazón.
Conmovida, agradecida, y transformada por ti y por tu historia,
Una lectora que, gracias a ti, ha vuelto a creer en el poder del Amor.
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días desde Etiopía queridas y queridos
Hoy, desde la zona rural, desde el pie de cama de las personas que atendemos cada día con toda pasión y entusiasmo, os quiero compartir una reflexión:
Si nos arrodillásemos más:
A veces, la lección más grande no está en los libros ni en los diagnósticos. Está en un gesto simple, en un movimiento que nos lleva del orgullo a la entrega, del poder al servicio: arrodillarse.
Me arrodillo porque quiero ver a los ojos a quien sufre, sin barreras, sin distancias. Porque no quiero hablar desde arriba ni imponer mi saber cómo una sentencia.
Me arrodillo porque el dolor se comprende mejor desde el suelo, desde donde yace el miedo, desde donde el mundo parece inmenso y la esperanza, pequeña.
He visto el milagro de la humildad.
He visto cómo una madre aferraba mi mano con fuerza cuando, en lugar de mirarla desde la distancia, me senté a su lado y compartí su angustia. He sentido la paz en los ojos de un niño que, tembloroso, dejó de llorar cuando mi rostro quedó al nivel del suyo, cuando entendió que estaba allí para cuidarlo, no para examinarlo.
Si nos arrodillásemos más, todo iría mejor.
No porque bajemos, sino porque elevamos al otro.
No porque perdamos, sino porque ganamos humanidad.
No porque renunciemos a nuestro conocimiento, sino porque lo ponemos al servicio de quienes más lo necesitan.
Me arrodillo porque quiero aprender de quienes sufren. Porque la medicina no se trata solo de salvar vidas, sino de honrarlas. Y porque solo cuando estamos al mismo nivel, podemos realmente escuchar su historia, entender su miedo, compartir su carga.
Que caiga el ego. Que suba la dignidad y el respeto. Que la medicina vuelva a ser lo que siempre debió ser: un acto de amor.
Me arrodillo porque la medicina no es una cima desde la que se observa a quien sufre, sino un camino que se recorre junto a él.
Me arrodillo porque el que padece no necesita que lo miren desde arriba, sino que lo escuchen desde cerca, que lo sostengan desde su propia altura.
He visto cómo un niño, con los ojos llenos de miedo, dejaba de temblar cuando me sentaba a su lado en el suelo. He sentido cómo una madre, agotada por la angustia, recuperaba la fuerza cuando comprendía que su dolor era compartido.
Arrodillarse es un acto de amor. Es decirle al otro: “Estoy aquí por ti y para ti”. Es reconocer que el verdadero centro de la medicina no es el médico, sino la persona que sufre.
Que caiga el ego, que se eleve la humanidad. Que la medicina vuelva a ser lo que siempre debió ser: un acto de amor al servicio de quien más lo necesita.
El paciente no debería ser un espectador de su propia enfermedad, sino el protagonista de su sanación.
El paciente dejaría de ser paciente. Dejaría de esperar, de soportar, de resignarse. Porque no está ahí para aguardar un diagnóstico, sino para ser escuchado, acompañado y atendido con el respeto que merece. La medicina no debe girar en torno a quien la ejerce, sino a quien la necesita.
Cuando me arrodillo junto a un niño enfermo, cuando tomo la mano de una madre desesperada, cuando miro a los ojos a quien sufre, la única pregunta que tiene sentido es: ¿Cómo te puedo servir?
Porque la medicina no es un poder, es una entrega. No es una ciencia fría, es un acto de amor. No es solo salvar vidas, es darles dignidad.
Que se caigan los muros de la indiferencia. Que se levante la humanidad. Que arrodillarse no sea un signo de debilidad, sino de grandeza. Porque solo quien se pone al servicio del otro, comprende el verdadero significado de la medicina.
Perder el miedo a arrodillarse es perder el miedo a servir. Es entender que no hay vergüenza en inclinarse ante quien sufre, sino grandeza. Es comprender que la verdadera fortaleza del médico no está en el conocimiento que acumula, sino en el amor con el que lo entrega.
Un abrazo bien fuerte
Iñaki
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
2 comentaris
Muy buenos días desde Etiopía queridas y queridos
Hoy, desde la zona rural, desde el pie de cama de las personas que atendemos cada día con toda pasión y entusiasmo, os quiero compartir una reflexión:
Si nos arrodillásemos más:
A veces, la lección más grande no está en los libros ni en los diagnósticos. Está en un gesto simple, en un movimiento que nos lleva del orgullo a la entrega, del poder al servicio: arrodillarse.
Me arrodillo porque quiero ver a los ojos a quien sufre, sin barreras, sin distancias. Porque no quiero hablar desde arriba ni imponer mi saber cómo una sentencia.
Me arrodillo porque el dolor se comprende mejor desde el suelo, desde donde yace el miedo, desde donde el mundo parece inmenso y la esperanza, pequeña.
He visto el milagro de la humildad.
He visto cómo una madre aferraba mi mano con fuerza cuando, en lugar de mirarla desde la distancia, me senté a su lado y compartí su angustia. He sentido la paz en los ojos de un niño que, tembloroso, dejó de llorar cuando mi rostro quedó al nivel del suyo, cuando entendió que estaba allí para cuidarlo, no para examinarlo.
Si nos arrodillásemos más, todo iría mejor.
No porque bajemos, sino porque elevamos al otro.
No porque perdamos, sino porque ganamos humanidad.
No porque renunciemos a nuestro conocimiento, sino porque lo ponemos al servicio de quienes más lo necesitan.
Me arrodillo porque quiero aprender de quienes sufren. Porque la medicina no se trata solo de salvar vidas, sino de honrarlas. Y porque solo cuando estamos al mismo nivel, podemos realmente escuchar su historia, entender su miedo, compartir su carga.
Que caiga el ego. Que suba la dignidad y el respeto. Que la medicina vuelva a ser lo que siempre debió ser: un acto de amor.
Me arrodillo porque la medicina no es una cima desde la que se observa a quien sufre, sino un camino que se recorre junto a él.
Me arrodillo porque el que padece no necesita que lo miren desde arriba, sino que lo escuchen desde cerca, que lo sostengan desde su propia altura.
He visto cómo un niño, con los ojos llenos de miedo, dejaba de temblar cuando me sentaba a su lado en el suelo. He sentido cómo una madre, agotada por la angustia, recuperaba la fuerza cuando comprendía que su dolor era compartido.
Arrodillarse es un acto de amor. Es decirle al otro: “Estoy aquí por ti y para ti”. Es reconocer que el verdadero centro de la medicina no es el médico, sino la persona que sufre.
Que caiga el ego, que se eleve la humanidad. Que la medicina vuelva a ser lo que siempre debió ser: un acto de amor al servicio de quien más lo necesita.
El paciente no debería ser un espectador de su propia enfermedad, sino el protagonista de su sanación.
El paciente dejaría de ser paciente. Dejaría de esperar, de soportar, de resignarse. Porque no está ahí para aguardar un diagnóstico, sino para ser escuchado, acompañado y atendido con el respeto que merece. La medicina no debe girar en torno a quien la ejerce, sino a quien la necesita.
Cuando me arrodillo junto a un niño enfermo, cuando tomo la mano de una madre desesperada, cuando miro a los ojos a quien sufre, la única pregunta que tiene sentido es: ¿Cómo te puedo servir?
Porque la medicina no es un poder, es una entrega. No es una ciencia fría, es un acto de amor. No es solo salvar vidas, es darles dignidad.
Que se caigan los muros de la indiferencia. Que se levante la humanidad. Que arrodillarse no sea un signo de debilidad, sino de grandeza. Porque solo quien se pone al servicio del otro, comprende el verdadero significado de la medicina.
Perder el miedo a arrodillarse es perder el miedo a servir. Es entender que no hay vergüenza en inclinarse ante quien sufre, sino grandeza. Es comprender que la verdadera fortaleza del médico no está en el conocimiento que acumula, sino en el amor con el que lo entrega.
Un abrazo bien fuerte
Iñaki
Que reflexión más: hermosa, Iñaki, y tan cierta...soy médico de cuidados paliativos y me ha llegado directamente al corazón : la presencia, la cercanía, una mesa redonda ( no cuadrada) , donde todos estamos al mismo nivel.
Un abrazo enorme ...tus mensajes son un bálsamo para el espíritu.
Marcos.
Muchas gracias Marco por tus palabras! Me alegro que te haya gustado!
Un fuerte abrazo
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
2 comentaris
Muy buenos días queridas y queridos teamers
Hoy os comparto la historia de una mujer inspiradora, desde las tierras de Gambo.
Bilisuma ha cumplido su sueño
Desde niña, Bilisuma supo lo que significaba ser invisible, ser mirada con miedo y rechazo. No por algo que hizo, sino por algo que era: hija de padres con lepra.
Bilisuma vive en una humilde casa de adobe y paja en las afueras de Gambo. Desde que tiene memoria, cuida de su madre y de su padre, cuyas manos amputadas por la lepra no pueden sostener ni siquiera una cuchara. Tampoco pueden caminar, pero Bilisuma camina por ellos.
Antes de que el sol despierte, empieza su jornada. Con los pies descalzos, se adentra en el bosque en busca de leña. Luego, toma el bidón amarillo y camina hasta el pozo. El agua es pesada, pero Bilisuma no se queja. Una vez atendido su hogar, corre. Corre porque hay algo más fuerte que el cansancio, la tradición y el rechazo que ha rodeado siempre a su familia: su sueño de ser enfermera.
Descubrió su pasión el día que su madre enfermó gravemente y pasó meses ingresada en el Hospital de Gambo. Allí, vio la labor del director médico, Iñaki Alegría, quien trabajaba día y noche sin descanso, acompañándolas en silencio. Desde entonces, en la sala principal de su casa, sobre la pared de barro, hay una fotografía de Iñaki y su familia.
Hoy, gracias al apoyo del Grupo Teaming de Gambo, gracias a vuestro apoyo, Bilisuma estudia enfermería en la universidad con la bata blanca que Iñaki le regaló.
En este Día Internacional de la Mujer, celebramos a Bilisuma y a todas las mujeres que, como ella, rompen barreras invisibles.
Únete con 1€ al mes al Grupo Teaming de Gambo para que más mujeres como Bilisuma tengan la oportunidad de aprender y hacer realidad sus sueños.
Que gran labor haces Iñaki, imposible encontrar un mensaje mejor a enviar hoy, gracias por mantenernos siempre informados sobe el impacto de tu labor! Un abrazo con agradecimiento
Muchas gracias Antonio por tus palabras y por tu apoyo!!
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
2 comentaris
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!!
os comparto un testimonio que nos anima y da esperanza para seguir trabajando, lo vale!!!
El miedo me paralizaba. Sentía que algo no iba bien. Era demasiado pronto para dar a luz. Las contracciones me sorprendieron en mitad de la noche, en mi pequeña casa de adobe. Apreté los dientes y recé.
Corrimos al centro de salud más cercano. Aquel lugar que, hasta hace poco, yo temía porque pensaba que las mujeres como yo solo podían dar a luz en casa. Pero esta vez era diferente. Había aprendido que allí, las matronas estaban preparadas. Allí, mi hija tendría una oportunidad.
El dolor aumentaba con cada minuto. Todo pasó muy rápido. Demasiado rápido.
Y entonces… el silencio.
Mi hija había nacido, pero no respiraba.
Mi cuerpo entero temblaba. La miré y mi corazón se detuvo.. Sus pequeños labios no emitían sonido. Era como si no estuviera allí. Como si la vida se le escapara sin haber empezado.
Una matrona gritó el nombre de su compañera. Otras dos se acercaron corriendo. Sabían qué hacer. No lo dudaron. Habían aprendido a luchar contra el silencio, a arrancar a los bebés de las garras de la muerte.
Comenzaron la reanimación.
Vi sus manos moverse con rapidez pero con una precisión absoluta. Le daban aire con una pequeña máscara, hablaban entre ellas con urgencia pero con seguridad. Yo no podía hacer nada. Solo observar, rezar, llorar.
"Vamos, pequeña, respira, respira…"
Un segundo.
Dos.
Tres.
Nada.
Mi cuerpo se rompió en mil pedazos. No podía soportarlo más. El tiempo se volvió espeso, la angustia me ahogaba. ¿Se me estaba yendo mi hija? ¿La había perdido?
Y entonces…
Un suspiro.
Un pequeño jadeo. Un sonido apenas audible, pero suficiente para hacer que la esperanza se abriera paso en mi pecho.
Otro suspiro.
Y de pronto, un llanto.
El sonido más hermoso que jamás había escuchado.
Mi hija había vuelto a la vida.
Las matronas se miraron unas a otras. Sonrieron. Sabían que lo habían logrado. Se giraron hacia mí y una de ellas, con lágrimas en los ojos, me dijo:
"Está con nosotros. Tu hija está viva."
Yo me desplomé en el suelo, incapaz de contener el llanto. La envolvieron con telas y la sostuvieron cerca de mi pecho. Pero su batalla aún no había terminado. Era demasiado pequeña, demasiado frágil. Necesitaba más cuidados.
Las matronas no perdieron tiempo. Sabían que en el Hospital de Gambo había una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales, que allí podrían ayudarla. Prepararon su traslado con una rapidez impresionante.
Cuando llegamos al Hospital General de Gambo, el equipo médico ya nos estaba esperando. Colocaron a mi pequeña en una incubadora, le dieron calor, alimento, oxígeno. Cada segundo, cada aliento, era un milagro.
Gracias
Merci pour ce témoignage poignant !
Longue vie à ce bébé et à cette maman ♥
Merci!!
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Un Camino de Vida Reflexiones y Gratitud desde el Corazón de Gambo
Queridos amigos y amigas,
Hoy no escribo solo con palabras, sino con el corazón abierto, dejando que cada latido se transforme en letra. Esta no es una carta más; es un suspiro hecho papel, un abrazo a la distancia para agradecerles, para compartir lo que ha marcado mi vida y, quizás, tocar un pedacito de la suya.
Te invito a leer la carta completa aquí:
https://cooperacioambalegria.co/un-camino-de-vida-reflexiones-y-gratitud-desde-el-corazon-de-gambo/
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos Teamers
Dar vida nunca debería costar la vida
Ninguna mujer debería perder la vida al darla: ¡un parto seguro es un derecho, no un privilegio!
La historia de Talile: Un motivo para actuar
En un pequeño pueblo rural de Oromía, Etiopía, vive Talile, una mujer de 19 años que estaba embarazada de su segundo hijo. Como muchas mujeres en su comunidad, Talile no tenía acceso a un centro de salud cercano. Su aldea más próxima estaba a tres horas a pie del hospital más cercano, y el viaje era aún más difícil durante la temporada de lluvias, cuando los caminos se volvían intransitables.
Durante su embarazo, Talile no tuvo acceso a chequeos prenatales. Dependía de los consejos de mujeres mayores en su comunidad y de una partera tradicional que la asistió en su parto anterior. Todo parecía ir bien hasta el noveno mes, cuando Talile comenzó a sentir un dolor intenso y fiebre. Su familia no comprendía los signos de peligro, creyendo que era parte del proceso normal del embarazo.
Cuando llegó el momento del parto, Talile experimentó complicaciones graves: contracciones prolongadas y una hemorragia que amenazaba su vida. Sin un centro de salud accesible y sin medios de transporte rápido, la partera intentó asistir el parto, pero las complicaciones eran demasiado serias para manejar con los recursos locales. Talile falleció, dejando atrás a una pequeña hija y un bebé recién nacido que tampoco sobrevivió debido a la falta de atención neonatal.
Por qué esta historia importa
La muerte de Talile y su bebé es una tragedia que ocurre con demasiada frecuencia en las zonas rurales de Etiopía. Sin embargo, es una historia que podría haberse evitado:
Con acceso a atención prenatal, las complicaciones podrían haberse identificado y manejado a tiempo.
Con un centro de salud cercano y transporte de emergencia, Talile podría haber recibido atención obstétrica de emergencia.
Con formación en salud comunitaria, su familia habría reconocido los signos de peligro y buscado ayuda antes.
Cómo nuestro proyecto responde a esta realidad
El desarrollo del proyecto tiene como objetivo prevenir historias como la de Talile. Con capacitación de parteras en los pueblos, matronas en centros de salud equipados y transporte de emergencia, las mujeres en comunidades rurales tendrán la oportunidad de dar a luz de manera segura. Además, al educar a las familias y fortalecer las redes de apoyo comunitario, podemos garantizar que las mujeres embarazadas no enfrenten solas los riesgos del parto.
Talile no debería haber perdido la vida al darla. Su historia nos recuerda la urgencia de actuar, la importancia de la empatía y la necesidad de invertir en soluciones sostenibles. Este proyecto no solo salvará vidas, sino que también honrará las de aquellas como Talile, convirtiendo su tragedia en un llamado a la acción para construir un futuro mejor.
Vamos a conseguir que ninguna mujer muera al dar vida
Un abrazo bien fuerte
Iñaki
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos Teamers
Hoy os comparto el testimonio de Amina;
Gracias por confiar en mí cuando ni siquiera yo creía en mí misma: El testimonio de Amina
El testimonio de Amina: Una matrona rural en Etiopía
Mi nombre es Amina, y soy matrona en Bata, una pequeña aldea en el sur de Etiopía, en la región de la Oromía. Si me hubieran dicho hace unos años que estaría salvando vidas, no lo habría creído. Pero aquí estoy, con mis manos temblorosas pero decididas, ayudando a traer al mundo a los hijos de mis hermanas y vecinas.
Mi historia es como la de muchas mujeres en mi aldea. Perdí a mi primera hija durante el parto. El dolor de aquella noche me marcó para siempre. La angustia de no poder hacer nada, de no tener a nadie que me ayudara, aún me persigue en los sueños. Pero esa pérdida, aunque dolorosa, encendió en mí un deseo profundo: que ninguna otra madre pasara por lo mismo.
Como dice mi maestro el Dr Iñaki Alegría: “Ninguna madre tiene que morir cuando da la vida.”
Cuando llegó a nuestra aldea la oportunidad de formarnos como matronas, no lo dudé. No fue fácil. Soy madre, esposa y campesina, y aprender algo tan importante como salvar vidas parecía un sueño imposible. Pero con cada lección, con cada práctica, sentí que estaba recuperando algo que había perdido: mi voz, mi fuerza, mi propósito.
Hoy puedo decir que estoy cumpliendo mi sueño. Cada vez que asisto a un parto, siento que estoy devolviendo algo a mi comunidad, algo que durante años nos fue negado: esperanza.
Recuerdo especialmente el parto de Liyat, una joven de 19 años que llegó al centro de salud con complicaciones graves. Su bebé venía de nalgas, y la familia ya había comenzado a llorar, pensando que no había esperanza. Pero gracias a lo que aprendí, pude ayudarla. Cuando su hijo finalmente nació y lo coloqué en su pecho, ambos lloramos. Me abrazó y me dijo: “Amina, has salvado nuestras vidas”.
En esos momentos, siento que todo vale la pena: las noches sin dormir, las caminatas largas para llegar a otras aldeas, el cansancio. Cada bebé que llora por primera vez es una nueva oportunidad, una prueba de que el futuro puede ser diferente.
Hoy, cuando las madres me llaman por mi nombre, no solo me reconocen como una vecina, sino como una matrona. Eso me llena de orgullo y gratitud. Sé que no estoy sola, que detrás de mi trabajo hay personas como el Dr. Iñaki Alegría y su equipo, que nos han dado las herramientas y el conocimiento para hacer este cambio.
Mi sueño es que más mujeres como yo puedan aprender, que las aldeas estén llenas de matronas que no solo asisten partos, sino que también enseñan y empoderan. Porque sé que juntas podemos construir un lugar donde cada madre y cada bebé tengan la oportunidad de vivir y crecer.
Yo soy Amina, soy matrona, y estoy aquí para quedarme. Porque sé que con mis manos puedo dar vida, esperanza y amor. Y no hay nada más grande que eso.
Y os quiero dar las gracias por creer en mí y por hacer que yo creyera que podía realizar mis sueños.
Gracias a todos hoy soy matrona, hoy mi trabajo da sentido a mi vida y da vida a mi pueblo.
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos teamers!
Me llena de alegria compartiros una historia de luz y esperanza:
El milagro de las matronas rurales en Etiopía
Cada vida que salvamos es un milagro. Pero más milagroso aún es ver cómo el conocimiento y el amor pueden transformar una realidad de desesperanza en un horizonte de esperanza. Este es el testimonio de un proyecto que late con fuerza en el corazón de Etiopía: la formación de matronas rurales.
Recuerdo con claridad el primer día que conocí a Fatuma. Era una joven de mirada tímida, pero con una determinación que llenaba la sala. Había perdido a su primera hija durante el parto, como tantas otras mujeres en su aldea. Pero en lugar de resignarse al dolor, decidió que esa tragedia no se repetiría. Cuando le ofrecimos la oportunidad de formarse como matrona, su respuesta fue un rotundo “sí”.
Hoy, Fatuma es mucho más que una matrona: es una salvadora de vidas, un faro de esperanza en su comunidad.
En las aldeas más remotas de Etiopía, donde los hospitales son un lujo inalcanzable y las complicaciones durante el parto se llevan vidas cada día, una matrona no es solo una profesional. Es la diferencia entre la vida y la muerte, entre la desesperación y la esperanza.
Las matronas que formamos no solo aprenden técnicas médicas. Aprenden que su trabajo tiene un poder inmenso: el de proteger la vida. Y no hay mayor recompensa que ver a una madre llorar de alegría mientras abraza a su bebé, sabiendo que, de no ser por esa matrona, esa historia habría tenido un final muy distinto.
Una de las escenas que jamás olvidaré ocurrió hace unos meses. En una pequeña cabaña de barro, bajo la luz titilante de una linterna, presencié cómo una de nuestras matronas recién formadas, Adanech, asistía su primer parto. La madre lloraba de dolor, pero también de miedo, porque había perdido dos bebés anteriormente. Cuando por fin el llanto del recién nacido llenó la habitación, todas rompimos a llorar. Fue un llanto de alivio, de triunfo, de vida.
Este proyecto es mucho más que formación. Es devolver la dignidad, es empoderar a mujeres que han vivido demasiado tiempo en la sombra. Es construir un futuro donde las madres no teman dar a luz, donde los niños puedan crecer en los brazos de quienes los aman.
Cada día que pasa confirmo que enseñar a salvar vidas es más poderoso que salvarlas. Porque las semillas que plantamos hoy florecen en miles de manos capaces de transformar su mundo. Estas mujeres son heroínas, y yo tengo el privilegio de caminar a su lado, aprendiendo de su fuerza y su valentía.
A veces me preguntan si no me canso, si no es demasiado. Pero cuando miro los ojos de estas matronas, cuando escucho el primer llanto de un bebé que nace sano, sé que no hay mayor recompensa en la vida que ser parte de este milagro. En el corazón de Etiopía, entre sus montañas y aldeas, se gesta cada día una revolución silenciosa.
Una revolución de amor, esperanza y vida.
Seguimos con más fuerza que nunca!
Un abrazo bien fuerte!
Iñaki Alegría
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos teamers!
Venimos con alegría y buenas noticias!
La formación sanitaria en zonas rurales de Etiopía ha demostrado ser un verdadero "superpoder", transformando comunidades y salvando vidas en lugares donde la presencia de pediatras y personal especializado es mínima o inexistente. La clave está en capacitar a agentes de salud comunitarios y personal local, brindándoles herramientas prácticas y conocimientos esenciales para enfrentar emergencias médicas y problemas de salud frecuentes.
Testimonios del éxito de la formación sanitaria
Empoderamiento local
"Antes, en nuestra aldea, dependíamos de los hospitales lejanos para tratar problemas graves como la neumonía en los niños. Ahora, gracias a la formación, hemos aprendido a identificar los síntomas temprano y dar los primeros tratamientos esenciales. Hemos salvado vidas aquí mismo, sin esperar días para el traslado."
– Alima, agente de salud comunitaria.
Reducción de la mortalidad infantil
"Recuerdo a una madre que llegó desesperada porque su bebé tenía fiebre alta y no respiraba bien. Gracias a lo que aprendí en la formación, pude administrar tratamiento inicial y referir al bebé a tiempo. Hoy ese niño está vivo y sano."
– Fatuma, enfermera rural.
Prevención antes que tratamiento
"La educación en higiene, lactancia materna exclusiva y vacunación ha cambiado nuestra comunidad. Ahora las madres saben cómo proteger a sus hijos de enfermedades prevenibles. No solo hemos reducido la mortalidad, sino que hemos fortalecido nuestra salud colectiva."
– Ababa, líder comunitaria.
La formación: un superpoder en acción
La capacitación de agentes de salud comunitaria no solo salva vidas, sino que crea un impacto sostenible a largo plazo. Estas personas se convierten en multiplicadores del conocimiento, llevando prácticas de salud esenciales a rincones donde los recursos médicos son escasos.
Diagnóstico precoz:
Reconocer enfermedades comunes como la neumonía, el sarampión o la malaria antes de que sean mortales.
Intervenciones inmediatas:
Primeros auxilios y estabilización mientras se gestiona una referencia a centros de salud.
Educación comunitaria:
Enseñar hábitos preventivos y derribar mitos sobre la salud.
Una filosofía transformadora
"Hay algo mejor que salvar vidas: enseñar a salvarlas."
Esta frase refleja el poder transformador de la formación sanitaria. En lugar de depender exclusivamente de intervenciones externas, las comunidades se fortalecen, asumen el control de su salud y garantizan un futuro más seguro para sus niños.
En las zonas rurales de Etiopía, donde no hay pediatras, esta estrategia es la diferencia entre la vida y la muerte. La inversión en educación sanitaria es una inversión en esperanza y futuro.
Nos puedes seguir apoyando:
https://www.teaming.net/superpoderes
https://www.migranodearena.org/reto/ayudanos-a-dar-superpoderes-a-las-agentes-de-salud-comunitaria-rurales-en-etiopia
«Hay algo mejor que salvar vidas: enseñar a salvarlas.»
«Empoderar para cuidar, formar para salvar.»
«La educación sanitaria es el antídoto contra la desigualdad.»
Muchas muchas gracias de todo corazón
Un abrazo bien fuerte
Iñaki Alegría
«Formar hoy para salvar mañana.»
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
FELIZ AÑO NUEVO
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
Mis Deseos para las Personas
No le pido nada al año nuevo; mis deseos son para las personas:
Que juntos construyamos un mundo donde la paz sea el idioma universal,
el respeto nuestra bandera,
y la humanidad, el lazo que nos une.
Que la salud no sea un privilegio,
sino un derecho accesible para todos,
sin barreras ni discriminación.
por el amor y la dignidad que merecen todas las personas.
Un abrazo fuerte,
de esos que iluminan corazones y encienden caminos.
¡Adelante, con esperanza y amor!
Iñaki
Con Alegría
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Muy buenos días queridas y queridos Teamers!
Hoy os quiero compartir una bonita historia de Navidad.
En Navidad celebramos el cumpleaños del Amor!
Hagamos que cada dia sea Navidad!
Seamos la luz que disipa la oscuridad!
Emmanuel, Luz en la Oscuridad
En una tierra marcada por el conflicto, donde las sombras de la guerra cubrían los días y las noches, nació un niño en un humilde hogar. Su llegada fue tan silenciosa como un susurro, pero su impacto resonaría como un canto eterno.
Le llamaron Emmanuel, porque su madre, al sostenerlo por primera vez, dijo con fe:
—En medio de todo esto, él será una señal de que Dios está con nosotros.
Creció rodeado de la dureza del mundo, pero su corazón era distinto. Desde pequeño, Emmanuel buscaba transformar el sufrimiento en esperanza. Cuando los gritos de la guerra llenaban el aire, él cantaba canciones de paz. Su voz, aunque pequeña, tenía la fuerza de calmar los corazones inquietos.
Cuando las noches parecían interminables y la oscuridad se apoderaba de las almas, Emmanuel encendía una vela y susurraba:
—Una sola luz puede guiar a muchos. Nunca dejemos que la oscuridad apague nuestra esperanza.
Una vez, en medio de una aldea devastada, encontró a un grupo de niños llorando. Emmanuel, con apenas unos trozos de madera y su imaginación, construyó pequeños juguetes. Al verlos sonreír, les dijo:
—La alegría puede florecer incluso en los lugares más tristes. Solo necesitamos regarla con amor.
Mientras crecía, Emmanuel enfrentó el odio con algo que parecía inquebrantable: su amor. Cuando otros levantaban muros, él tendía puentes. En un pueblo dividido por antiguas rencillas, se atrevió a invitar a las familias enfrentadas a compartir una comida. Al principio, todos se miraron con recelo, pero las risas de los niños rompieron el hielo, y poco a poco, la unión venció al resentimiento.
Un día, alguien le preguntó:
—¿Cómo puedes ser tan fuerte en medio de tanto dolor?
Y él respondió con sencillez:
—La paz nace en medio de la guerra, porque allí es donde más la necesitamos. La luz se muestra en la oscuridad, porque solo allí se ve su poder. La alegría crece en la tristeza, porque en las lágrimas se esconden las semillas de la esperanza. Y el amor vence al odio, porque es la única fuerza capaz de cambiar el mundo.
Con el tiempo, Emmanuel no solo transformó su aldea, sino también los corazones de quienes lo conocieron. Su ejemplo de paz, luz, alegría y amor se convirtió en un faro para otros, recordándoles que incluso en las circunstancias más difíciles, siempre hay una opción: ser la chispa que enciende una llama.
En cada guerra, él sembraba paz. En cada oscuridad, llevaba luz. En cada tristeza, despertaba alegría. Y en cada odio, mostraba el poder del amor.
Y así, Emmanuel no solo cambió su mundo, sino que mostró a todos algo más profundo: que tú puedes ser Emmanuel. Emmanuel somos todos. Cada uno de nosotros lleva dentro esa chispa de amor, esa capacidad de transformar el mundo. No importa cuán pequeño o insignificante te sientas, tus actos de bondad, tu sonrisa, tus palabras de aliento, pueden ser la luz que otros necesitan.
Porque Emmanuel no es solo un nombre. Es una llamada a vivir con el corazón lleno de amor, a ser la paz en la guerra, la luz en la oscuridad, la alegría en la tristeza y el amor en el odio.
Hoy y siempre, tú puedes ser Emmanuel.
Un abrazo bien fuerte
FELIZ NAVIDAD
Iñaki Con Alegría
Aquest fòrum és únicament pels Teamers i Teaming Managers del Grup.
Per comentar:
Teaming Manager
el 08/10/2025 a les 14:05h