Cada noche en las residencias, centenares de ancianos lloran en silencio al haber sido separados a la fuerza de sus animales.
Animales que dieron amor y acabaron recibiendo una inyección letal o un golpe de frío en sus maltrechos huesos.
Humanos y animales a la deriva, náufragos de una sociedad insensible que necesita un cambio profundo.
Este es el caso de Kora, de un día para otro acababa en la calle o con otro destino peor porque Enrique, su humano era ingresado en una residencia.
El no tiene familia humana solo está precisa señorita.
Enrique desesperado se puso en contacto con nosotros y nos imploró que nos hicieramos cargo de su única familia, su adorada Kora.
Esta preciosa y amorosa está en acogida esperando un hogar definitivo que parece ser que no llega.
Enrique cada día que puede escaparse de la residencia viene a visitar a Kora y entre lagrimas y agradecimientos la acaricia incansablemente soñando para ella el mejor de los hogares.
Nos ayudáis a conseguirlo?
Adopciones@aadaacolmenar.org
Qué insensibles sin algunas "personas"...