Él es Ginger.
Vivía entre los campos de la Ràpita, entre Sequesos y el Kebab del Coc. Un gato viejo, enfermo, lleno de polvo y resignación.
Varias vecinas se unieron para sacarlo de allí. Lo llevamos al veterinario: infección de oído, mucha anemia, el cuerpo agotado. Pero todavía quedaba algo en su mirada. Algo que pedía tregua.
Hoy Ginger vive en Barcelona.
Una familia lo acogió sabiendo que ya era mayor, que necesitaba medicación y revisiones. Y cada fin de semana nos mandan fotos: él, tumbado en el sofá, comiendo, dejando que le acaricien la cabeza.
Son fotos de un gato que por fin descansa, y de las personas que lo hicieron posible.
Gracias a todos los que seguís ahí, mes a mes.
Detrás de cada euro hay una historia como la de Ginger: discreta, pero inmensa.
Associació Ràpita Felina
Teaming Manager
el 28/10/2025 a las 14:39h