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“Enhorabuena Mario, tú sí eres un verdadero defensor de los menores”. “Qué vergüenza y profundo asco me han dado las intervenciones de los políticos. Gracias Mario por estar ahí y por intentarlo”. “Bien hecho Mario”. “Gracias Mario, Dios está contigo y se nota por la entereza de tus actos”. “Grande Mario. Un héroe!!”. “Todos deberíamos ser Mario y no esperar a un salvador”. “Gran labor la que estás haciendo”. ”Eres un Cid Campeador y sin tantos medios pero tu constancia y saber lo suple”. “Mario grande felicidades”. “Gracias por tu trabajo, tu constancia, tu coherencia, y por poner tu corazón en lo que haces, y siento pena y lastima, de ver que hay pocos abogados como tu”. “Enhorabuena. Pasito a pasito se hace un camino”. “Enhorabuena por la pequeña gran batalla ganada”. “Mucha fuerza, que la lucha continúa”. “Felicidades”. “Gracias por tu trabajo”.

Una lee los comentarios que muchos dejan en las redes sociales de Justicia Poética, y se alegra sobremanera. Pero cuando luego voy a mirar si el número de teamers ha subido, no puedo evitar hacerme siempre la misma pregunta: ¿por qué?

Los ánimos, los agradecimientos, las bendiciones… hasta los deseos de clonar a Mario Díez, son bienvenidos, claro que sí pero… ¿Alguien se ha puesto a pensar que si con las aportaciones actuales Justicia Poética ha podido hacerse oír en el Congreso de los Diputados, si éstas se quintuplicaran, hasta dónde podría llegar?

Si el fundador de esta Asociación ha conseguido encerrar a Kote Cabezudo, defender con uñas y dientes a los menores de Murcia, presentar batalla contra el IMAS, plantarle cara al jefe de la policía de Puente Genil, salvar in-extremis la causa de la niña en San Sebastián cuando su violador (reincidente) se había librado de la cárcel… y seguramente me dejo en el tintero mucho más pero ¡un solo hombre con un par de miles de Poetas detrás! Con muchas más aportaciones Justicia Poética estaría presente en todas esas causas que lo necesitan: mujeres abusadas sexualmente, menores de edad arrancados de sus familias, niñas violadas y prostituidas… Varias decenas de “MarioDíez” repartidos por el país. ¿Os lo imagináis? ¡Hagámoslo posible!