Nuestra voluntaria Ana ha decidido adoptar a Samantha y de este modo darle la oportunidad de su vida. Ella, que miedosa se escondía y se hacía invisible, ha encontrado en Ana su ángel. Samantha llegó destrozada, con una gran hernia, escuálida por la falta de cuidados y el maltrato. Ahora, recuperada y con la leishmania medicada, renace en un hogar. Gracias Ana, por hacer posible este nuevo final feliz.
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